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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

No es para ricos.

El IBI diferenciado, también conocido como el «IBI para ricos», tuvo su miga cuando se quiso imponer en Oviedo. A 30 kilómetros dirección sur, el anterior equipo de gobierno, decidió implantarlo con un incremento sustancial en el tipo. Para las propiedades con un valor mayor catastral superior al millón de euros de uso no residencial, pasó del 0,6% al 1,3%. Esto es, más del doble. Todo ello, en mitad de una gran polémica. De hecho, en el año 2017 no lo pudieron aplicar debido a un fallo administrativo a la hora de publicar la norma. En 2108 sí lo hicieron, ahora bien, en medio de recursos judiciales por parte de los propietarios afectados que llegan hasta el día de hoy. En la actualidad, el alcalde, Alfredo Canteli, ha dicho que su intención es eliminarlo. Para el siguiente ejercicio va a reducirlo al 1,1%, dado que la supresión inmediata perturbaría a las cuentas. En total, han sido sobre 200 propiedades gravadas por la subida, todas ellas pertenecientes a empresas.

En Gijón, el nuevo equipo de gobierno está decidido a ponerlo en marcha. Nuestra alcaldesa, Ana González, firmó en julio un documento con IU que contiene 88 medidas, una de las cuales es implantar el IBI diferenciado. De hecho, el tipo propuesto es del 0,79% frente al 0,45% que están pagado. Digo más, el incremento está trayendo cola puesto que Podemos -uno de los posibles socios para aprobar los presupuestos- quiere llevarlo hasta el 0,90%. O sea, justo el doble. Sea como fuere, resulta curioso que uno de esos «grandes propietarios», o ricos según el lenguaje en boga, sea el propio Ayuntamiento. Se verá afectado en las sedes de la EMA, Emulsa y las cocheras de EMTUSA que tendrían que pagar bastante más en el recibo de la contribución. Dicho de otra forma: lo que va a recaudar con una mano, saldrá del bolsillo de la otra. Juego de trile, en definitiva, que no lleva a ningún lado. A los demás, al sector puramente privado, es una medida que hace la puñeta a todas luces.

Imagínense lo que puede pasar con los edificios del Parque Científico Tecnológico y su futura ampliación. Joya de la corona de la nueva economía gijonesa y que se verá afectado de lleno. O a los hoteles de la ciudad que tendrán el agravio comparativo con Oviedo, donde pagarán menos por lo que es su medio de trabajo. ¿Es éste, pues, un «IBI para ricos» tal y como nos cuentan? Ciertamente, no. Se va a gravar aún más la propiedad de quienes realizan una labor productiva. Además, como digo, de que el propio Ayuntamiento se está autoimponiendo una subida (en el Ateneo de La Calzada, por ejemplo) sin mucho sentido. Si la cuestión es puramente ideológica -ya saben, al rico y al gorrión, perdigón- puede llegar a entenderse a duras penas. Si, en cambio, queremos fomentar el empleo y favorecer que se radiquen empresas de tamaño medio y grande en Gijón, desde luego que no.

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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