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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

¿Antes del verano?

El 23 de septiembre la concejalía de Medio Ambiente cerraba parcialmente la playa. Dicha medida se tomaba por la aparición de siete peces muertos y un ave en la desembocadura del Piles. Al día siguiente, el concejal del ramo, Aurelio Martín, nos alarmaba a todos contándonos que la concentración de bacterias fecales era 48 veces mayor de lo permitido. Martín se echaba las manos a la cabeza ante una situación que consideraba intolerable y poco menos que hablaba de un nuevo Chernóbil. Eso sí, a los tres días volvió a abrir San Lorenzo, puesto que, a todas luces, nunca corrió peligro alguno. Este tipo de bacterias mueren en cuanto llegan al mar. A partir de ahí, vino una auténtica ensalada de datos y ruedas de prensa, pero ningún avance claro a la hora de solucionar el problema. Toda la prisa que se dio en prohibir el baño -menos mal que estamos ya fuera de temporada- no parece acorde con el ritmo imprimido para que nuestro río esté en condiciones aceptables.

El pasado miércoles el concejal daba otra rueda de prensa. Y van… no sé, como una por semana desde que comenzó todo esto. Afirmó que esperaba tener resuelta la situación antes del próximo verano, además de volver a dar mil y una mediciones sobre la concentración de E.Coli -cinco muestras se han recogido en menos de un mes– para confirmarnos lo que ya sabíamos de sobra: que la calidad del agua del río es pésima. Algo que los gijoneses, insisto, conocemos casi de forma generacional. Podríamos decir que aquí los padres transmiten a los hijos que nunca se mojen en el Piles. Las hipótesis sobre los orígenes de la contaminación son tres. Se producen alivios de los colectores (sucede desde tiempos inmemoriales), se producen fugas por el mal estado del saneamiento (cosa que es vox populi) y la presencia de algas en descomposición (proceso natural que el propio invierno resolverá). Por tanto, nada nuevo bajo el sol. Como digo, tampoco es necesaria tanta parafernalia informativa sobre lo que es obvio que está mal.

Sin embargo, vamos con las soluciones aportadas hasta ahora desde Medio Ambiente. Se nos cuenta que el saneamiento cuesta mucho dinero y que tiene que involucrarse a otras administraciones. De hecho, se hace un llamamiento a la «colaboración» del Gobierno asturiano –el mismo que recorta inversión en cada presupuesto- puesto que el desembolso es «considerable». En fin, difícil veo que el Principado suelte la pasta a corto plazo, más bien tendremos que esperar años. Se encarga un estudio externo que cuesta 10.000 euros y que tardará al menos dos meses, de cara a determinar posibles actuaciones a realizar. Esto es, como poco en enero del año que viene conoceremos en teoría qué hay que hacer. Concluyo, ¿de verdad se van a quitar para el próximo verano los carteles de prohibido el baño en el puente del Piles?

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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