Tras las cuartas elecciones consecutivas en cuatro años, las cosas han quedado más o menos como estaban. Cierto es que hay sorpresas notables como el impresionante ascenso de Vox o el hundimiento de Ciudadanos. Ahora bien, en cuanto a lo que se refiere a formar gobierno, a la postre, lo que más nos importaba en estos comicios, la situación sigue igual. El PSOE ha ganado las elecciones, eso sí, perdiendo tres diputados por el camino. La operación Más País, o sea, que el partido de Iñigo Errejón ocupase el hueco que dejaba Unidas Podemos en su supuesta caída, no salió bien. Pedro Sánchez tendrá que volver a negociar con Pablo Iglesias si quiere tener Ejecutivo. Sumando luego, o bien con los nacionalistas vascos junto a catalanes, o bien con un grupo de partidos pequeños que aportan uno o dos diputados. Lo dicho, para este viaje no hacía falta tantas alforjas. Esta convocatoria nunca debió haberse producido y, en cierto sentido, a Sánchez le ha salido el tiro por la culata.
Sabor agridulce en el PP. Ha subido 22 diputados lo cual está bien, pero se ha quedado muy lejos de los 100 escaños que pretendían. Por otra parte, lo más preocupante para los populares es que Vox ha ganado 28. En buena medida, procedente de su caladero. Como digo, Santiago Abascal es el gran triunfador de la jornada. Pocos apostaban por una subida tan estratosférica que lo convierte en el tercer partido español. El discurso de la mano dura como solución al problema catalán le ha llevado a los cielos. Unidas Podemos, en cierta manera, resiste. Va perdiendo votos elección tras elección, pero ahí sigue. En esta ocasión, se ha dejado 7 escaños. Sin embargo, insisto, continúa siendo llave y Sánchez volverá a tener pesadillas con ellos. En cambio, la noticia de la noche fue el desplome de Ciudadanos. El 28 de abril conseguía 57 representantes en el Congreso y ayer sólo 10. En definitiva, un varapalo sin paliativos. Albert Rivera debería hacérselo mirar. La estrategia política que siguió fue profundamente errónea y confundió a su electorado. Se le han marchado votos a su derecha e izquierda y hasta por el centro. El resultado es tan desastroso que incluso pone en solfa el futuro del propio partido.
Por último, el nacionalismo coge fuerza. Hasta un grupo antisistema como la CUP entra en el Hemiciclo. Sube JXCAT, PNV o Bildu, mientras que ERC baja dos diputados. En resumen, siguen siendo una voz importante en el Congreso y, a la sazón, no se les puede dejar de lado. En cuanto Asturias, sucedió lo previsto. Ganan los socialistas con tres diputados, dos para el PP-Foro que recupera el escaño de Isidro Martínez Oblanca y el resto se lo reparten Unidas Podemos junto con Vox. Se queda fuera Ignacio Prendes de Ciudadanos que no ha podido resistir la hecatombe de la formación naranja. Poco tuvo que ver el mal tiempo.
@balbuenajm