El Partido Regionalista Cántabro (PRC) volvió a conseguir un escaño en el Congreso tras el 10 de noviembre. Es decir, revalidó la proeza que ya había hecho en las elecciones del 28 de abril. Obtuvieron 68.580 votos mejorando con creces los 52.197 de los anteriores comicios. Quizá el PRC en sí no les diga mucho, ahora bien, su líder, Miguel Ángel Revilla, es de sobra conocido. Habitual de los medios de comunicación, combina un carácter llano y popular con la defensa a ultranza de los intereses de Cantabria. De hecho, si digo que es una proeza es porque ha logrado, no sólo el gobierno de la comunidad en reiteradas ocasiones, sino además tener un papel protagonista en Madrid. Recuerden que fue el único partido que apoyó y pactó con Pedro Sánchez en la sesión de investidura fallida. En la actual legislatura, volverá a hacer lo mismo. Condicionar su voto a conseguir inversiones y financiación para la comunidad. En resumen, lo que pretenden normalmente este tipo de partidos: ser un lobby en Madrid con capacidad de condicionar las decisiones del gobierno de turno.
Pues bien, mientras a los vecinos cántabros el regionalismo (o autonomismo, como se le quiera llamar) les funciona estupendamente, aquí está casi quebrado. Fíjense si no lo que le está pasando a Foro Asturias con una crisis interna de órdago. Lejos de estar celebrando su vuelta al Hemiciclo -aunque sea en una coalición con el PP, porque si no sería imposible- se están tirando los trastos a la cabeza. Todo ello, después de la dimisión como vicepresidente de su fundador, Francisco Álvarez-Cascos. Las tensiones con la actual presidenta, Carmen Moriyón, han subido hasta el infinito por sendas cartas venenosas que se remitieron. En la de Cascos, acusaba a Moriyón de querer dar un giro a la formación lejos de sus bases fundacionales. En la de la ex alcaldesa de Gijón, dejaba bien claro que la culpa de esta crisis era del ex ministro y sus intereses económicos personales. En cualquier caso, lo cierto es que han pasado de lograr 16 diputados en el Parlamento asturiano a sólo dos. De tener alcaldías tan relevantes como la gijonesa a ser oposición sin ningún brillo. En definitiva, parece que está siguiendo el camino de otros partidos regionalistas asturianos (o autonomistas, como les queramos llamar) que acabaron perdiendo cualquier representación institucional.
Así, el espacio para este tipo de formaciones en nuestro paraíso natural es escaso. Yo diría que casi nulo. Todos los intentos realizados hasta ahora -URAS o PAS- siempre acabaron naufragando. ¿Podía haber sido Foro como el PRC? Sin duda, sí. Pocas veces veremos un caudal de ilusión como el que le aupó al gobierno de Asturias. ¿Podía haber sido Álvarez-Cascos un Revilla para Asturias? Sin duda, no. No ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos de la política.
@balbuenajm