En una jornada sobre el gas natural licuado en las instalaciones de El Musel, el presidente de Balearia, Adolfo Utor, nos arrojó un jarro de agua fría sobre uno de nuestros eternos proyectos. Según el máximo dirigente de la naviera, los números no salen a la hora de poner de nuevo en marcha la autopista del mar. Ya saben, esa línea que conectaba nuestro puerto con Francia y que cerró en septiembre de 2014. Desde entonces, la nada. Proyectos fallidos, buenas palabras y muchas promesas durante cinco largos años. Ahora la expectativa estaba en que se retomaría a finales de 2020 o principios de 2021, previa adaptación de un buque de la flota balear a la utilización del gas como combustible. Por cierto, tremenda ironía el que ese barco -en el hipotético caso de que se abra la conexión, que ya es mucho decir- no pueda repostar en una regasificadora que sigue de paquete. Sin embargo, lo inquietante de verdad es que Balearia nos dice que los estudios de viabilidad efectuados son muy negativos. O sea, que necesita al menos tantas ayudas para poder operar como las que en su día obtuvo la compañía LDLines. A cambio, Puertos del Estado, le pide un compromiso mínimo de cuatro años para poder optar a las subvenciones. Más o menos, como digo, la situación que vivimos anteriormente y cuyo resultado fue el siguiente: la naviera francesa operó mientras tuvo dinero público y luego se marchó con cajas destempladas aduciendo falta de rentabilidad.

Por si fuera poco, Utor confirma algo que ya sabíamos quienes tenemos cierta formación comercial. El que la anterior ruta con Nantes cerrase de sopetón dejó a muchas empresas tiradas. Recuerdo perfectamente como tuvieron que buscarse la vida casi de un día para otro. Eso, sin duda, generó un clima de desconfianza del potencial cliente hacia El Musel que todavía persiste en la actualidad. De hecho, la inmensa mayoría tuvieron que desviar sus tráficos a través del puerto de Vigo, cuya autopista crece como la espuma. El presidente de Balearia lo dijo de manera muy clara: «es más difícil resucitar una línea que abrir una nueva por el tema de la credibilidad y fiabilidad, que es muy importante en el transporte marítimo». En otras palabras, más de uno se lo pensará dos veces antes de volver por aquí, basándose en la negativa experiencia previa.

Sí, tiene mala pinta esto. Imagínense ustedes que son una empresa que exportaba desde Gijón, por ejemplo, del sector pizarrero y maderero leonés. Piensen que tuvieron que cambiar toda su logística a uña de caballo y ahora quieren venderle de nuevo esta conexión. ¿No estarían acaso mosqueados? ¿No temerían que cerrase otra vez en cuanto se acabasen las subvenciones? ¿No se lo pensarían, en definitiva, visto lo visto? Lo dicho: tiene tan mala pinta que no sé si veremos autopista de mar alguna hecha realidad.

@balbuenajm