La reforma de la avenida del Molinón, esto es, donde está el famoso circuito del «kilometrín», tiene buena pinta. Me refiero a que es una obra de verdad, es decir, no sólo un lavado de cara como los que se han hecho durante estos años. Los ediles de Medio Ambiente, Aurelio Martín, y Mantenimiento y Obras Públicas, Olmo Ron, explicaron el pasado jueves que se ganará para el peatón sobre unos 12.000 metros cuadrados. Todo ello, integrando la antigua avenida dentro del parque de Isabel La Católica. Asimismo, nos hablaron de un presupuesto de 1,3 millones de euros -pagados al alimón entre la EMA y la empresa que construye el pozo de tormentas del parque hermanos Castro- y que el plazo de finalización sería hacia finales de 2020. Además, como en los viejos tiempos, repito, presentaron hasta una bonita infografía donde se ve a gente disfrutando del nuevo espacio verde. Lo dicho: por fin, desde el Consistorio viene algo que no sea repartir subvenciones.
Digo que ya casi nos habíamos olvidado de lo que es una remodelación ingeniosa aunque sea pequeña y pagada por otros, porque lo único que hemos visto durante todos estos años han sido parches. Viales levantados porque ya estaban tan agrietados que hasta era difícil transitar. Recuerden que todavía estamos esperando por la reforma integral de las avenidas de Pablo Iglesias o Manuel Llaneza, si bien a esta última arteria se la modernizó el firme recientemente. Lo mismo se puede decir de los ejes comerciales, política que parece haberse olvidado como elemento dinamizador del comercio de proximidad. Por no hablar, claro, de alguna calle que estrene unos simples bancos o cualquier tipo de arboleda que haga la vida más agradable. Las obras públicas que normalmente tenemos se limitan al mantenimiento y punto. Dejamos de crear ciudad hace mucho y eso se nota cuando miramos a nuestro Gijón del alma: no hay nada nuevo. Pregunto ¿qué fue de aquella obsesión por remodelar el paseo del Muro? ¿Y lo de soterrar el tráfico que siempre se presentaba en cada campaña electoral? ¿Cuándo vamos a tener una salida centro decente por la “Y”? ¿Cuántos años lleva cortada la calle Sanz Crespo esperando por el plan de vías?
En cualquier caso, durante la semana en la que también se aprobaron unos presupuestos después de dos años sin ellos, recibimos con agrado una reforma que aporta ideas. Aquí pasamos de hacer obras a lo loco en los tiempos de bonanza, a no mover un adoquín en los años de la crisis y siguientes. De hecho, antes se nos vendía las cuentas municipales como que eran las más inversoras, mientras que ahora lo que prima es que llevan un fuerte gasto social. Quizá en el término medio esté lo justo: ni se puede dedicar todos los recursos al subsidio permanente, ni se puede volver al «grandonismo» que nos llevó a despilfarrar el dinero en proyectos fallidos.
@balbuenajm