Tenemos que analizar cómo se está produciendo el relato sobre el cierre del anillo navegable del Piles. Ya saben, la medida tomada por la concejalía de Medio Ambiente que ha resultado ser «casus belli» para el mundo del piragüismo. El pasado viernes desde la propia concejalía se presentaba un plan de actuaciones para la recuperación de nuestro río. En el mismo, destacaba sobremanera el cierre de esta instalación al acusarla de crear las cianobacterias que contaminan el Piles y la playa. Bien es cierto, que no es la única fuente. De hecho, se reconocen vertidos directos por parte de otras entidades (el Chas o el complejo de Las Mestas), así como un saneamiento muy deficiente que cuando llueve vierte materia fecal (los famosos alivios). Ahora bien, la acción drástica e inmediata se llevó a cabo con la clausura del anillo navegable, pese a que lleva más de 16 años funcionando.
Pues bien, vamos a contar el relato tal y como debería haberse producido. Nuestro Ayuntamiento, ante el informe realizado por parte de una consultora, tendría que habérselo hecho llegar a la parte afectada, esto es, el Grupo Cultura Covadonga. Una vez examinado por parte de los técnicos debería haberse analizado y buscar soluciones. Estando todos de acuerdo, por supuesto, que la salud pública es lo primero. Desde luego, dejar sin poder entrenar o competir a un montón de niños y niñas de sopetón, no parece lo más razonable. Máxime si tenemos en cuenta que no existe un plan B: otro canal cercano donde poder realizar su deporte y compaginarlo con los estudios. Sin embargo, desde Medio Ambiente se han hecho las cosas al revés y he aquí las consecuencias. Es decir, la reunión entre los técnicos se produjo ayer, justo una semana después de haber tomado la decisión del cierre de la instalación. Si el relato hubiese sido coherente desde el principio, nos hubiésemos ahorrado toda una semana de polémica y malos rollos.
@balbuenajm