Cualquier reconocimiento que venga desde nuestro Ayuntamiento debería ser aséptico. Es decir, sin ningún tipo de ideología de fondo. Debería verse en los premiados sus logros o trayectorias con indiferencia hacia las ideas políticas. Sí, ya sé que esto, en un Consistorio tan fragmentado y dividido como el que estamos teniendo en las últimas legislaturas, es una quimera. Siempre, para bien o mal, el que sea de un lado o del otro influye sobremanera. Es lo que está pasando con la concesión de honores y distinciones en nuestro Gijón del alma. Un mecanismo de reparto que se ha quedado obsoleto y hasta cierto punto con efectos perversos. Vean si no lo que sucedió en las últimas distinciones y que desde el equipo de gobierno -con acierto, entiendo- quieren cambiar.
El Reglamento de Organización, Funcionamiento y Régimen Jurídico limita a otorgar una medalla de oro y seis de plata. Hasta ahora, había un pacto tácito para consensuar la distinción de oro, junto con los títulos de Hijo Predilecto y Adoptivo. Sin embargo, las de plata son otorgadas por los respectivos grupos municipales. He aquí el problema. Cada uno arrima el ascua a su sardina en función de sus intereses partidarios. De hecho, hubo más de un nombramiento polémico y que trajo consigo la bronca. Desde luego, esto es lo que es necesario cambiar. Primero, ya que no puede entrar la política a saco en un tema que nos incumbe a todos y segundo, porque el número de medallas a repartir es insuficiente. Es decir, hay siete partidos para repartir seis galardones. Díganme cómo se cuadra esto. Además, claro, de que tal parece que van a faltar premiados dando más de media docena de reconocimientos anuales. En definitiva, que con las nuevas tecnologías que en la actualidad tenemos, ¿por qué no se abre este proceso a los gijoneses? ¿Por qué no se les deja también que voten o propongan candidatos? A mí me resultaría mucho más participativo y evitaríamos cualquier tipo de contaminación partidista. Es obvio que la última palabra la tendría siempre el Pleno municipal, pero escuchando al ciudadano.
Por su parte, el grupo de Podemos-Equo propone trasladar la fiesta local de San Pedro a San Juan. ¿Cuál es la vinculación de la ciudad con esta última festividad? Absolutamente ninguna. La gente disfruta de la hoguera a media noche, deja la playa de Poniente llena de basura y se va a casa. ¿Por qué la formación morada quiere este cambio? Porque, según la edil Laura Tuero, es más «transversal». Esto es, a juicio de Podemos se «puede vivir desde la óptica laica». ¿Qué tienen en contra de San Pedro? Muy fácil, sus connotaciones religiosas. Da igual que sea el patrón de la ciudad, puesto que la cuestión es quitar del medio cualquier tipo de evento católico. ¿Ven a lo que me refería cuando hablaba de lo que distorsionan las ideologías?
@balbuenajm