¿Hasta cuándo tendrá que sobrellevar el sambenito de franquista la Universidad Laboral? ¿Hasta cuándo esta ciudad la seguirá mirando con desdén? Tal parece que nunca. El Ayuntamiento tuvo una oportunidad de oro para terminar con esto el pasado miércoles. Se votaba una iniciativa del PP para presentar su candidatura a la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco. Algo que también sustentaba la Asociación de Antiguos Alumnos del centro. Sin embargo, se impuso la política de bloques. La propuesta fue rechazaba de forma conjunta por la izquierda y apoyada desde la derecha. En definitiva, lo mismo de siempre cuando se habla de La Laboral. Un monumento -sí, aunque algunos, como el propio rector de la Universidad de Oviedo, no lo vean de esta manera- que parece el hijo pródigo de Gijón. Mucho más valorado fuera de aquí que en su propio lugar de origen. Supongo que en cualquier otra parte de España (o del extranjero) no pasaría algo semejante. Es decir, que se tenga tan magnánimo conjunto arquitectónico y ni siquiera se le quiera sacar rendimiento. Máxime si se trata de intentar obtener un reconocimiento a nivel mundial. Lo cual, por cierto, ya sería difícil de por sí.

Y es que la historia, sin duda, vuelve a repetirse. Para algunos, el motivo de la construcción de la obra de Luis Moya -al servicio de la dictadura, claro- se impone a su continente. Pasan los años, las generaciones y las heridas sobre la Universidad Laboral no se cierran. O no se quieren cerrar, que también. Pregúntenle a un menor de 45 años qué significa este edificio y no hará ni la más mínima mención al régimen. Más que nada, porque no había nacido cuando Franco murió. Sólo verá unas instalaciones desaprovechadas -echadas a perder en una buena parte- a las que poco a poco se las va dejando morir. Con proyectos fallidos como el famoso hotel cinco estrellas que nunca abrió o un centro de vanguardia quebrado. En definitiva, las iniciativas que impulsó hace muchos años el presidente Vicente Álvarez-Areces. Desde entonces, la nada. El olvido más absoluto e incluso, como ocurrió en el Pleno municipal, el desprecio. Yo creo que algunos propondrían hasta su demolición sin el menor titubeo. Son las cosas que tiene mirar el mundo desde la óptica siempre deformada de una ideología cualquiera.

@balbuenajm