Los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA) lo confirman: Asturias sigue menguando en cuanto a su mercado de trabajo. No sólo tenemos más parados por culpa de la pandemia, sino que la tasa de actividad bajó dos puntos más hasta situarse en el 48,91% de la población. Es decir, de las 887.500 personas mayores de 16 años que hay en nuestro paraíso natural, sólo 434.000 están activas. O sea, dispuestas a trabajar. Eso hace que esta tasa sea la menor de España con diferencia. En otras palabras: somos la comunidad que tiene más gente inactiva dentro del territorio. Digamos que no es un fenómeno extraño o provocado por el coronavirus (que también), sino una tendencia generalizada que venimos padeciendo año tras año. En la anterior crisis (2008-2013) sucedió exactamente lo mismo. El número de puestos de trabajo que se amortizó fue enorme. No ocurrió, como en otros lugares, un trasvase de empleo hacia nuevos sectores más pujantes ante el declive económico, sino que muchos trabajadores se fueron a casa quedando inactivos. Desenganchados del mercado laboral y desmoralizados ante cualquier opción de conseguir un empleo. Digamos, pues, que el ciclo del trabajo en Asturias es de la siguiente manera. A partir de ciertas edades (unos cincuenta años) el parado renuncia a la búsqueda de empleo por las dificultades con las que se encuentra. Recurre a los instrumentos de ayuda social o espera por su jubilación, en muchos casos anticipada y fomentada desde la propia empresa. En cambio, si esa persona es más joven optará por una solución más radical como la emigración. Fenómeno que no es una «leyenda urbana», sino la realidad diaria.
¿En qué influye que cada vez haya menos población activa? Yo diría que en todo. Desde el punto de vista económico y social. En lo primero, porque dependemos de las rentas provenientes de fuera. Me refiero, claro, a los fondos del Estado para pagar las jubilaciones, principal fuente de ingresos de nuestra región. Y en lo segundo, porque la sociedad se acomoda. Se relaja y pide otro tipo de medidas diferentes a cuando se encuentra activa. No es casualidad que ahora mismo, por ejemplo, en el diseño de nuestras ciudades se busquen más zonas de paseo o peatonales. Todo ello, en detrimento de carreteras o vías circulatorias con capacidad suficiente para que la población se mueva. El que cada vez menos gente trabaje en Asturias no deja de ser, en resumen, la muerte dulce de nuestro paraíso.
@balbuenajm