Tenemos que aceptar que la playa de San Lorenzo es un monumento. Yo diría que nuestro icono por excelencia. Que yo sepa, nadie viene a Gijón (o incluso vive) sin dejar de visitarla. Es cierto, por supuesto, que tenemos otros arenales también en el concejo. Ahora bien, el sabor añejo que desprende El Muro, la historia que tiene detrás o su misma configuración como playa urbana la hacen incomparable. Nada que ver con las demás. En eso, creo que estamos todos de acuerdo. Pues bien, lo mismo que a una catedral no se le puede pintar en su fachada un grafiti por muy bien hecho que esté, a nuestro monumento natural tampoco. En cualquier reforma que se haga, hay que tener especial cuidado en seguir conservando esos valores de los que antes hablaba. Es decir, combinar tradición y modernidad sin que ambas colisionen. Pasado y presente juntos sin que uno desmerezca al otro. Justo lo contrario que ha hecho nuestro Ayuntamiento con su peatonalización-chapuza, a cuenta de que la lucha contra el coronavirus exige esas cosas. O sea, destrozar la imagen del icono de la ciudad.
Vamos a ver, si ahora le enseñásemos una foto a cualquiera después de esta reforma provisional (o definitivamente provisional) no sabría exactamente qué decirnos. Si lo que está viendo es la costa norte o de Benidorm, con todo mi respeto a los arenales alicantinos que tienen múltiples encantos. Ese esplendor de colorines pintado en un carril le ha quitado la imagen de los litorales norteños: serios, sobrios y con elementos relevantes de principios del siglo pasado. Sin ir más lejos, barandillas o farolas marcas de la casa. Pregunto, ¿ustedes creen que en San Sebastián hubiesen hecho algo igual con La Concha, junto con San Lorenzo auténticas catedrales de arena del Cantábrico? Sin lugar a duda, jamás. Miren ustedes, nada tengo en contra de que se facilite correr o pasear por El Muro, eso sí, sobre un pavimento en condiciones y no en un asfalto pintado para disimular. Lo mismo con el carril para bicicletas o patinetes eléctricos. Ya lo dije en una ocasión: aquí cabemos todos, incluidos los coches a quienes se ha expulsado sin piedad. No podemos cargarnos la historia de la playa porque, supuestamente, hay que generar espacios. No debemos hacer reformas a la ligera sin proyectos rigurosos encima de la mesa. No queremos seguir esta línea impuesta de hechos consumados y a tragar después con lo ejecutado.
@balbuenajm