Eso fue lo que tardó el Comité Ejecutivo Autonómico y la Junta Directiva del PP asturiano en proclamar nueva presidenta. En esta ocasión, como de sobra era conocido, a Teresa Mallada. Nuevamente puesta a dedo desde Madrid, como en su día hicieron para nombrarla candidata a la presidencia del Principado. Trece meses donde los populares estuvieron descabezados, desde que Mercedes Fernández presentó su dimisión el 23 de septiembre de 2019. Algo atípico, como reconoció la propia Mallada, y que ha tenido al partido en modo «stand by». Dicho en otras palabras: más de un año a verlas venir. Desde luego, no podemos decir que a Pablo Casado le gusten mucho las primarias. Fue elegido por este método (ratificado posteriormente en un congreso nacional), pero no las ha vuelto a utilizar. En el caso de Asturias, su influencia y control es tan grande que prácticamente ha hecho desaparecer la organización territorial. Se hace lo que digan en Génova y punto. Para la presidencia, ni siquiera se plantearon en serio la opción de convocar un congreso regional. Estuvieron esperando a que Mallada resolviese sus problemas judiciales -lo de la imputación de la corporación municipal del Ayuntamiento de Aller- para luego designarla sin mayores remilgos. ¿Debate? Para qué. ¿Consultar a los afiliados? Ni hablar. Te nombro y a correr.
Lo cierto es que Teresa Mallada tiene ante sí todo un reto: recuperar el voto perdido. Recordemos que el PP asturiano, en dos elecciones consecutivas, creía que iba a poder captar los sufragios que perdió Foro. Al fin y al cabo, fue la teoría que estuvieron esgrimiendo para resurgir. Sin embargo, los de Carmen Moriyón se despeñaron (de 16 diputados a 2 y mal avenidos), pero los populares siguieron bajando debido a sus enfrentamientos internos (casi 25.000 votos menos en 2019). Dice la presidenta que se compromete a «pelear cada balón». Esperemos que sea así. O sea, que no vuelvan aquellos tiempos donde el partido era una simple comparsa: salían a ser segundos tras el PSOE y se quedaban tan contentos. ¿Ambición por ganar? Ninguna. Y si, como ocurrió en la época de Sergio Marqués, llegaban al poder, acababan de nuevo peleados y dando una imagen peor que lamentable. Muchas cosas tienen que cambiar para que devuelvan la ilusión a los afiliados (o simpatizantes) y, sobre todo, al electorado asturiano. Hartos de que el centro-derecha en Asturias les defraude una y otra vez.
@balbuenajm