Dado que estamos en un confinamiento perimetral (y pronto domiciliario) es bueno recuperar las sensaciones de nuestra ciudad. Me refiero a pasear tranquilamente por sus calles y fijarnos en detalles que, quizá agobiados por el trajín diario, no vemos. Es el caso del número de comercios. El otro día transitando por la calle Menéndez Valdés me dio por contar los locales que se encontraban vacíos. O sea, en venta, alquiler o sin actividad. Me salieron un total de trece. Una cifra inusual, anómala a todas luces, para uno de los principales ejes de Gijón. Sin duda, ni en el peor momento de la anterior crisis económica se había visto nada igual. La destrucción comercial que está sufriendo nuestro trozo de paraíso natural es notable. Mucho mayor, repito, que la que habíamos vivido con el estallido de la burbuja inmobiliaria. Aunque lo malo, vista la evolución de la pandemia y las nuevas restricciones que entran en vigor, es que no parece haber tocado fondo. Más bien, es como si esto acabase de empezar otra vez y no sabemos muy bien cuándo acabará. Dicho de otra manera: seguimos sin ver la luz al final del túnel.
Dos cosas se unen en esta tormenta perfecta que está sufriendo el pequeño comercio. La primera, lógicamente, el coronavirus. Plaga bíblica que nos hace tener miedo al contagio y al futuro por igual. La gente, no es sólo que gastemos menos por la incertidumbre que reina en los hogares, sino que no queremos ni entrar en las tiendas, aunque tengan implantadas las medidas de seguridad necesarias. La caída de la demanda es clara y se nota a la legua. Nadie se lanza a comprar y si lo hace es de forma digital. Segunda razón por la que nuestro comercio local está hundiéndose. El virus nos ha digitalizado más rápidamente de lo previsto. Muchas personas que vivían de espaldas a internet, ahora lo utilizan de manera habitual. Algo que ya era una tendencia antes de esta crisis sanitaria, pero que se ha acelerado a marchas forzadas. Los confinamientos han hecho que una gran parte de los consumidores hayan recurrido a la compra digital. ¿Es necesario ahora tener un local en zona de paso y pagar una renta (abultada) para vender? La respuesta es no, en la mayoría de los casos. Resulta más importante una página web actualizada y un sistema de distribución eficiente: rápido y a domicilio. Al fin y al cabo, lo que ofrecen los grandes del comercio electrónico. Ni una sola sede física y la mejor virtual.
@balbuenajm