El fuerte impacto que está teniendo la segunda ola del coronavirus en Asturias tiene tres causas principales. Eso fue lo que explicó nuestro presidente, Adrián Barbón, el pasado lunes en comparecencia pública. Vamos a analizarlas. Hubo un importante «exceso de confianza». Esto es, como en marzo no sufrimos sus terribles consecuencias como en otros lugares, eso hizo que nos relajásemos y bajásemos la guardia durante el verano. Si recuerdan, nos pasamos el periodo estival vendiendo nuestro paraíso natural como un destino seguro. Todos -medios de comunicación, expertos, el Gobierno central e incluso los propios turistas- elogiaban como los asturianos cumplíamos las normas a rajatabla. Es decir, llevábamos siempre las mascarillas puestas y se observaban los protocolos de seguridad. Entonces, ¿de verdad hemos pecado de exceso de confianza? Si en la actualidad estamos prácticamente confinados y hasta los jabalís invaden las calles porque no hay nadie, ¿también estamos siendo imprudentes?
Somos «más vulnerables» puesto que la tasa de contagios de la primera ola fue muy baja. Vale, analicemos lo que pasó en la comunidad de Madrid y Cataluña, respectivamente primera y segunda zonas más afectadas en marzo por la pandemia. En especial, la capital donde el índice de mortalidad estuvo fuera de control: recuerden esa foto de los ataúdes sobre una pista de hielo. ¿Les valió esto para no tener que volver a vivir una situación similar? En absoluto, Madrid hasta hace cuatro días sufrió la presión del Ministerio de Sanidad para que tomase medidas más duras. En Cataluña, van a comenzar el 23 de noviembre un plan de desescalada de cuatro fases, después de haber mantenido cerrada la comunidad y pedir el confinamiento domiciliario reiteradamente. Por tanto, esa inmunidad que presuntamente dio la primera ola no está en absoluto clara.
El «cambio estacional». Estamos en otoño. Desde luego, eso no lo ha cambiado ni esta pandemia. Ahora bien, de momento está siendo muy suave. Pasamos a diario con facilidad de los 20 grados en todo el Principado. Si la teoría es que debido a que las temperaturas son más bajas se recrudece la transmisión vírica, las cosas no están sucediendo del todo así. Gozamos de amplios periodos considerados como «veranillos». Por tanto, la pregunta es: si en la actualidad estamos mal, ¿qué pasará cuando llegue de verdad el frío y crudo invierno? Conclusión: el coronavirus fue y sigue siendo un gran desconocido.
@balbuenajm