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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

El magma.

Cuando escucho hablar a Pablo Hasel -ya saben, el rapero recientemente encarcelado- solo veo a un antisistema. Alguien que por sus ideas radicales (muy radicales) tiene escaso predicamento dentro de nuestra sociedad. Es más, no encuentro por ninguna parte mensajes de calado, salvo que eso de «Un tiro al presidente» que dice en sus letras abrasivas, tenga alguna enjundia. Cosa, sinceramente, que no creo de ninguna manera. Entiendo, pues, que el círculo en el que se mueve este rapero es marginal (muy marginal). Canciones para una minoría siempre inconformista y proclive a un tipo de mensajes revolucionarios. Ahora bien, desde su llegada a la cárcel por sentencia judicial parece haberse convertido en un icono. Oigan, casi como si se hubiese llevado entre rejas a una especie de un nuevo Martin Luther King. En Barcelona llevan ya nueve días de graves disturbios callejeros, donde comerciantes y vecinos viven cada noche una especie de guerra urbana sin cuartel. Lo mismo que en otras ciudades catalanas y, en mucha menor medida, españolas. La cosa ha llegado incluso a nuestra Asturias patria querida. Eso sí, de forma no violenta y utilizando el derecho a manifestarse que cada ciudadano tiene. De momento…

¿Por qué, entonces, Hasel es como un ídolo de masas y su sentencia condenatoria una violación intolerable de la libertad de expresión? Sin duda, porque hay un interés político claro en ello. Sólo hay que ver el magma -cuando peor, mucho mejor- que intentan crear desde el gobierno de la Generalitat. Así, no se entiende las descalificaciones y falta de apoyo a sus propios cuerpos de seguridad, ni que no se condene este vandalismo constante. Todo ello, con el agravante de que deben formar gobierno con otros dos partidos incluso más extremistas. Digamos que estas hordas hoy incendian las calles por esa presunta «libertad de expresión» perdida, pero mañana se pueden utilizar para conseguir el sueño húmedo de la independencia o cualquier dádiva del Ejecutivo central. De hecho, no veo ninguna diferencia con las acciones de los famosos CDR que lanzaban piedras y quemaban contenedores, cuando la sentencia condenatoria de los líderes del «Procés». Milicia urbana -cada vez más organizada- a disposición del poder independentista y dispuesta a tomar ciudades en cuanto se lo pidan. Recuerden lo que les dijo el ex presidente catalán, Quim Torra, a esos mismos radicales: «Apreteu, apreteu». O sea, apretad que eso es lo bueno.

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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