Normalmente, cuando la Administración interviene en el mercado de la vivienda es para mal. O sea, crea más problemas de los que resuelve. Especialmente sucede esto cuando quiere regular el alquiler. Tentación a la que sucumben nuestros gobernantes una y otra vez. Es el caso del gobierno de coalición actual y que ha generado discrepancias internas. En la nueva Ley de Vivienda que se está gestando, la parte morada del Ejecutivo (Podemos), quiere que se limiten sus precios de facto. Es decir, que en las zonas donde considera «tensionadas», o sea, casi todas, se implante un precio máximo «que ponga freno a las subidas abusivas». Dicho en otras palabras: el Gobierno de turno dirá a los propietarios lo que tienen que cobrar y punto. Algo que ya se intentó anteriormente y salió rematadamente mal. Recuerden cuando el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero en 2005 creó la famosa Sociedad Pública de Alquiler (SPA). Resultado: tuvo que ser liquidada a finales de 2012 con un pufo de 53,5 millones de euros.
Nuestros gobernantes siguen cometiendo los mismos errores de siempre. Primero, no querer aceptar que el mercado de la vivienda es libre. Se rige por las leyes de la oferta y demanda entre las partes. Y segundo, pretender penalizar al arrendador. Esto es, pensar que los propietarios son poderosos y, por tanto, sospechosos de abusos, mientras que los arrendatarios necesitan de su halo protector. Como consecuencia, lo que suele suceder es que la oferta disminuye y se produce el efecto contrario: el mercado se hace mucho más pequeño. En Asturias, Podemos-Equo, ya ha manifestado que «el 53% de los asturianos viven en un régimen de alquiler abusivo». Desconocemos, claro, de dónde ha salido ese dato. Como propuesta, dicen que hay que incrementar el parque público para solucionarlo y reclaman 10.000 más. Ojo, todo ello en la segunda comunidad de España que más tiene, después de Madrid. Sin duda, el tema está en el candelero por la situación desastrosa en la que se encuentran las viviendas del Principado: sus inquilinos tienen múltiples problemas (goteras, humedades, etcétera) sin que les den una solución. De hecho, las desavenencias fueron tales que produjo la ruptura más corta de la historia entre PSOE e IU. Apenas unas horas, para que luego volviese un abrazo fraternal. Nadie se planteó, por supuesto, que esa oferta también fuese asumida por la iniciativa privada. Ya saben, aquí es como nombrar a Satán.
@balbuenajm