Cualquiera que siga la vida municipal durante esta semana en nuestro Gijón del alma, hubiese llegado a una conclusión equivocada. Poco menos, pensaría que es una ciudad religiosa a ultranza, donde no se respeta la libertad de culto y los poderes públicos están mezclados con las cuestiones de la fe. Cualquiera, digo, vería bien que se elaborase ese Reglamento de Laicidad que está consultando nuestro Ayuntamiento a la ciudadanía (vía Internet), cuya misión sacrosanta es librarnos de semejante mal. Sin embargo, la cuestión es que nada de esto ocurre. En nuestro trozo de paraíso natural cada uno, en función de sus creencias, hace lo que le da la gana. No veo ningún símbolo religioso en dependencias municipales, ni que se promueva algún tipo de confesión y la alcaldesa, Ana González, no acude a ningún tipo de acto religioso porque así lo ha decidido a «motu proprio». ¿Por qué, entonces, es necesario un Reglamento de Laicidad en versión izquierda más escorada? Sin duda, por razones ideológicas. A los gijoneses no hace falta que se nos diga lo que tenemos que hacer con nuestras creencias, ni tampoco a los alcaldes o concejales. Es más, resulta increíble que una nueva Corporación de distinto signo político tenga que someterse a los dictados de esta nueva norma. ¿O impondrán los ángeles custodios del laicismo una especie de organismo de control y propaganda, como en el municipio madrileño de Rivas-Vaciamadrid, con la denominada Oficina en Defensa de la Libertad de Conciencia?
En fin, la cosa puede llegar a ser tan chusca como lo siguiente. En el modelo que se quiere copiar (el de Rivas), desaparece cualquier signo religioso de la vida municipal. En nuestro escudo, como bien saben, Pelayo tiene en una mano una espada y en la otra, una Cruz de la Victoria. ¿Qué hacemos? ¿Le quitamos la cruz y dejamos el brazo levantado sin más? ¿O quizá mejor le cerramos el puño? Aunque lo realmente interesante, viene a la hora de fotocopiar de mala manera los actos católicos. O sea, hacer un rito similar en muchas de sus formas, pero sin curas por el medio. No lo olviden, esto va contra una religión en particular: la católica. Las demás, seguro que molan y son hasta multiculturales. Así, se prevé que haya «bautizos civiles», organizar las despidas (funerales) que ya se ofrecen entre los servicios de los tanatorios, e incluso plantear las «comuniones civiles», como paso de la infancia a la adolescencia. Por favor…
@balbuenajm