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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Sólo en usufructo.

Tal día como mañana (26 de mayo de 2019) conocíamos los resultados de las elecciones municipales y, sin duda, la noticia estuvo en la vuelta del PSOE a la alcaldía de Gijón. Ojo, y lo hizo por la puerta grande con once ediles, dejando al resto de grupos casi desarbolados. Esta gran victoria mostraba que el electorado le había vuelto a dar su confianza, después de retirársela durante dos legislaturas. Poco importó en aquellos comicios que la candidata, Ana González, no era muy popular en la ciudad. Tampoco su grado de desconocimiento del terreno, al no haber residido aquí desde hacía bastante tiempo. Hablamos, pues, de que el voto socialista fue de manera mayoritaria al bloque. Al partido que, querámoslo o no, ha construido el Gijón de la era democrática con sus aciertos y errores. A la par, nos traía también un Consistorio más fragmentado con siete grupos municipales, Ahora bien, como digo, el fiel apoyo de IU a los socialistas auguraba un futuro político estable, puesto que ya no se dependía tanto del soporte de Unidas Podemos. Lo cual fue complicado de cara a lograr acuerdos, en especial durante el último mandato de Carmen Moriyón.

Sin embargo, parece que el socialismo local entendió esto como un cheque en blanco, cuando no fue así. El PSOE disfrutó en ese momento de mucho voto prestado, que luego puede consolidar o no. Depende. Lo digo porque, en el ecuador de esta legislatura, se han visto ciertas formas autoritarias. De alguna manera, hasta despóticas. Sólo tienen que ver la cantidad de veces que han salido a la calle los ciudadanos para protestar. Recordemos: Cimavilla por el corte de tráfico, el cierre del anillo navegable del Piles que todavía colea, los del «Cascayu» del Muro en varias ocasiones, el pasado sábado los de Granda por la ITV, el anterior domingo una marcha motorizada contra la Ordenanza de Movilidad… ¿sigo? Como ven, parece que este equipo municipal tiene el récord en cuanto a manifestaciones en contra de sus medidas. O dicho de otra forma: ha arrastrado a los gijoneses a la calle, puesto que sentían que nadie les escuchaba. Francamente, algo sorprendente y más cuando la política ahora mismo se ha vuelto líquida: la fidelidad a unas siglas crece o mengua de manera espectacular en muy poco tiempo. Por eso, acabo recordando lo que resulta obvio: los gijoneses han dado al gobierno de Ana González su confianza sólo en usufructo, nunca en propiedad.

@balbuenajm

 

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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