>

Blogs

Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

El color del cristal.

Sin duda, poner o cambiar el nombre de las calles en una ciudad es un tema que suele traer cola. Vean si no lo que pasó en Oviedo. En diciembre de 2016 el tripartito que gobernaba la capital (PSOE, Podemos e IU) cambió el nombre de 21 calles para ajustarse a la Ley de Memoria Histórica. Acto que fue llevado ante los tribunales y, finalmente, serán 17 las que deben restituir su denominación original, al considerar la Justicia que esa decisión fue «discrecional». Vamos, porque les dio la gana y sin la correspondiente justificación. Ojo, pero sólo por unos meses, ya que el Principado obligará a volver a cambiarlas otra vez. Como ven, un auténtico lío que trae de cabeza a miles de vecinos. En Gijón, estamos preparando un reglamento municipal para evitar que sucedan cosas así. Es decir, que cuando se elija el nombre de un vial sea lo más objetivo posible y en función de los méritos contraídos. Eso sí, la última palabra siempre será del alcalde o alcaldesa de turno y la junta de gobierno. O sea, lo que sucedió con la permuta súbita de la avenida Juan Carlos I por José Manuel Palacio y que a nadie se consultó.

El caso es que este nuevo reglamento que se pretende aprobar en el Pleno de julio tiene cosas curiosas. Dice que cuando se trate de nombres de personas deberán tener preferentemente «una vinculación directa con Gijón». No sé, las actuales Carlos Marx o Pablo Iglesias, ¿debemos justificarlas porque seguramente eran medio playos y no lo sabíamos? También que «se dará prevalencia a los nombres de mujeres» con el objetivo de ir reduciendo la diferencia que hay entre ambos sexos. ¿En qué quedamos? ¿Es por los méritos o pesa más el género que otra cosa? Miren ustedes, en muchas ocasiones sólo con ver el callejero de una ciudad se sabe de sobra quién la gobierna (o gobernó durante años). No es casualidad. Desde luego, este tipo de decisiones tiene una buena dosis de ideología detrás y eso se ve a la legua. Personajes o instituciones con currículums más que notables acaban siendo rechazados, mientras que a otros mediocres se las premia porque pertenecen a un determinado bando. En definitiva, soy demasiado mayor para creerme que este reglamento vaya a tener alguna utilidad. Al final, como siempre, la denominación de las calles, espacios y edificios públicos será una cuestión de los partidos, prevaleciendo el color del cristal con el que se miran las cosas en política. Ya saben, principalmente, rojo o azul.

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


junio 2021
MTWTFSS
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
282930