Vaya por delante que me parece bien la peatonalización de la avenida del Molinón. Al menos, es la menos mala de todas las que ha propuesto este equipo de gobierno municipal. Nada que ver con el estrafalario «cascayu» que nos endilgaron en El Muro o esos corredores absurdos hacia la playa. Eso sí, fruto de la improvisación hay dos cosas que no cuadran. La primera, se perdieron 170 plazas de aparcamiento y no parece que se vayan a recuperar. Más que nada, porque ese parking en altura detrás del Palacio de Deportes no tiene visos de hacerse realidad. Vamos, que sólo está en los sueños de nuestro concejal de Movilidad y Medio Ambiente, Aurelio Martín. Y la segunda, el tráfico. Tengo serias dudas de que el desdoblamiento de Doctor Fleming pueda absorber la circulación que se ha eliminado. Sobre todo, en épocas estivales donde en la zona se acumulan los eventos multitudinarios. Pese a ello, creo que era una oportunidad de oro para ganar espacio al parque de Isabel La Católica y no se podía desperdiciar. Por cierto, a ver cuándo se ponen a reformarlo de una puñetera vez.
Sin embargo, en el acto del pasado miércoles tal parecía que lo que estaban inaugurando era poco menos que el Central Park de Nueva York. Hubo frases tan gloriosas como que nuestros gobernantes quieren conseguir «una ciudad paseable y verde», como si antes de su llegada a nuestro Gijón del alma no lo fuese ya. O que van a hacer un paseo costero y fluvial desde El Arbeyal hasta Viesques, de los cuales aportarán los 500 metros de esta peatonalización y nada más. Incluso el concejal de Obras Públicas (¿Tenemos concejal de Obras Públicas? Parece que sí y se llama Olmo Ron) dijo sentirse emocionado. No sé, si en su día llega a inaugurar el parque de los Pericones -espacio que sextuplica en verde al recuperado en la avenida del Molinón- igual se nos desmaya. Todo ello, por supuesto, aderezado con píldoras de esa movilidad ideológica que nos imponen a diario. Nuestra alcaldesa, Ana González, después de calificar el resultado de «espectacular», dijo que este cambio representaba una ciudad «pensada para las personas». Volvemos a lo mismo. ¿Es que antes no lo era? La verdad, no me extraña tanto triunfalismo viendo el nivel exhibido hasta ahora. De hecho, es la única que podemos considerar obra como tal, en comparación con pintarrajear las calles, llenarlas de ciclo carriles o poner un vial del Muro a colorines. Menos lobos, Caperucita.
@balbuenajm