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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

El descubrimiento.

Tal parece que desde el mes pasado se ha descubierto que la plaza de toros puede servir para más cosas que la lidia. Tal parece, digo, que con este Ayuntamiento El Bibio va a vivir una época de esplendor en cuanto a programación de espectáculos ajenos al mundo taurino. Es decir, que eso nunca se había hecho hasta que nuestra alcaldesa, Ana González, dijo lo de «Se acabó la Feria de Begoña». Miren ustedes, en los 133 años de historia del coso gijonés se ha visto de todo. Raro es el habitante de esta ciudad que no ha asistido a cualquiera de los múltiples eventos que allí se han celebrado a lo largo de su dilatada trayectoria. Desde conciertos de cualquier tipo de música, pasando por jornadas del beber y comer o fiestas de lo más variadas. O sea, la tipología ha sido tan abrumadora que casi es imposible de abarcar y fue variando en función de los tiempos. En otras palabras, no se inventa nada cuando se quiere hacer de la plaza de toros un lugar de acogida de otras actividades, puesto que siempre lo fue. No hace falta el despliegue que está realizando el equipo de gobierno, para vendernos las otras bondades de un equipamiento declarado Bien de Interés Cultural. Sin duda, han descubierto la pólvora.

En este sentido, pienso que se intenta más justificar la prohibición de facto de las corridas de toros que otra cosa. Sí, porque aunque legalmente no sea posible, el Ayuntamiento tiene en sus manos impedirlas. Entre otras cosas, programando en fechas taurinas actividades de lo que nuestra primera edil llama «cultura positiva». Por cierto, vayan ustedes a saber lo que entiende por eso. De hecho, el plan político consiste es involucrar a los distintos grupos municipales y formar un frente. El de la izquierda donde predomina esos valores culturales, frente a la derecha defensora de la barbarie. Al menos, eso se intuye al pedir los socios de gobierno (PSOE e IU) que se pronuncien en el Pleno. Lo cual, deberíamos traducir por una simple consulta de toros sí o no, donde ganará lo segundo por mayoría aritmética de concejales. Hablamos, pues, de buscar desde el Consistorio un refrendo a una decisión tomada de forma impetuosa por Ana González. A partir de ahí, lo demás son incógnitas en esta presunta nueva vida de El Bibio. Ni sabemos de dónde va a salir el dinero para esa costosa cubierta anunciada, ni tampoco por qué de forma milagrosa ahora la plaza se va a convertir en un «referente cultural».

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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