El borrador de ordenanzas fiscales del Ayuntamiento para 2022 viene con una subida en tasas y precios públicos. Lo mismo que pasó en 2020 y no se hizo también durante el 2021, en fin, porque quedaba muy mal con lo de la pandemia. En esta ocasión, aumenta el precio del billete del autobús (estupenda medida para recuperar viajeros), el de la ORA (genial para quienes dependen del coche) y se pone en marcha el IBI diferenciado (más conocido como «para ricos»). Ya saben, impuesto este último que pretende practicar la política fiscal de Robin Hood: quitárselo a los presuntamente más pudientes para dárselo a no sé quien. Sin embargo, lo que más llama la atención de esta actualización -como dicen en el equipo de gobierno- es el incremento de la tasa de basura. Ojo, que esto también se hizo a uno de enero del año pasado, junto con la del precio del agua. Nos hablan de incrementarla en un 5% debido al aumento de costes de personal, nuevos servicios, las tarifas de Cogersa, blablablá. La mayoría de los propietarios paga la basura dentro de la cuota de comunidad de su inmueble. Es decir, al no tener tarifas individualizadas acaba siendo un coste camuflado, pero que repercute en el bolsillo. Dicho de otra manera: para cuadrar las cuentas comunitarias los propietarios tendrán que pagar más cada mes.
A eso hay que unir los experimentos que están realizando en Emulsa. Como saben, a finales del presente ejercicio tiene previsto probar con 750 familias la viabilidad de cobrar más a quienes menos reciclen. Todo ello, basado en un sistema estandarizado de bolsas que serían las únicas permitidas en los contenedores. O sea, tengo que comprar el modelo que me digan y al precio que marquen. Olvídense, pues, de cualquier otra marca. El tratamiento de nuestros residuos va a acabar siendo un auténtico artículo de lujo. Sube gradualmente y de forma casi anual. Sea por pitos o flautas estamos pagando cada año más. Ah, y encima nos echan la bronca por contaminar.
@balbuenajm