Atención gijoneses: la noche de los difuntos se ha adelantado y comenzó el pasado sábado. Fue el día en que tomó cuerpo Halloween sin tener que esperar a noviembre, tras escuchar las declaraciones del concejal delegado de atascos y embotellamientos. Ya saben, el todopoderoso edil de Movilidad y Medio Ambiente, Aurelio Martín. Fue cuando, después de quitar hierro al fiasco de la comisión especial del Muro, nos advirtió de sus intenciones: «Tenemos una alternativa para bajar el tráfico en la avenida de la Costa». Miedo, pánico y auténtico terror produce lo que pueda inventar. Dice que la solución a los continuos colapsos en dicha arteria «se está modelizando». Todo ello, por el estudio que está realizando la unión temporal de empresas que redacta el nuevo Plan de Movilidad. Pregunto, ¿qué se le habrá ocurrido, esta vez? ¿Con qué nueva lindeza nos complicará la vida? Lo desconocemos puesto que Martín no soltó prenda, pero nada bueno podemos esperar. Eso sí, parece que el anuncio va a ser a bombo y platillo. En cualquier caso, tenemos como aperitivo la solución que dio a General Suárez Valdés para hacerla compatible con el uso de la bicicleta. Calle que no tenía ningún problema circulatorio hasta su remodelación. Insisto, para mal.

Pues bien, lo primero que debemos reseñar es que por primera vez se está reconociendo un problema. Hasta ahora, la versión oficial era que en la avenida de la Costa los atascos tenían carácter puntual fruto del verano, o porque la gente utiliza mucho el coche. En definitiva, disculpas fatuas para lo que estamos viviendo y padeciendo. Lo segundo, es que ese problema se creó cuando: uno, fue cerrado El Muro al tráfico y dos, un carril bici se incrustó de mala manera en lo que es nuestra principal conexión transversal. Digo más, ese empecinamiento por expulsar al coche de la ciudad, trajo consigo utilizar dicho carril para artilugios de cualquier laya y condición (patinetes y demás). Como resultado, tenemos la avenida colapsada un día sí y otro también. A media mañana la circulación ya se hace en caravana, con el consiguiente cabreo para los conductores. Aunque, bien es cierto, eso le da igual a nuestro edil. En esta modelización que nos avanza, seguro que meterá a los vehículos en un laberinto de calles para desincentivar su uso. Lo que antes se hacía de una manera sencilla y fácil, lo convertirá en una especie de «ginkana» a través de Gijón. Sin duda, pónganse en lo peor.

@balbuenajm