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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Necesitamos un presupuesto sí o sí.

El pasado martes la concejala de Hacienda, Marina Pineda, nos dejó un poco perplejos. Dijo que si el Ejecutivo central no llega a tiempo para compensar la pérdida de ingresos por la anulación del impuesto de plusvalía, el equipo de gobierno municipal contemplaba una prórroga presupuestaria. Todo ello, debido a que se trastocarían los planes que tenían en mente para su aprobación. Es decir, dar el visto bueno al proyecto hacia el día de 16 noviembre, para luego llevarlo a Pleno el 22 de diciembre. Desde luego, un razonamiento chusco puesto que lo importante para Gijón es tener unas cuentas y no tanto cumplir a rajatabla un calendario. Posteriormente, Pineda matizó sus palabras. Sostuvo que habría presupuesto en nuestra ciudad salvo que fracase la negociación con el resto de los grupos municipales. A esto contribuyó también que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, aseguró en el Congreso estar reformando el impuesto anulado a marchas forzadas. En cualquier caso, llegue la ministra Montero a tiempo o no con su nueva plusvalía, no parece de recibo privar a esta ciudad de unas cuentas por este motivo. Todos los municipios de España se encuentran en la misma situación y no creo que se dediquen a prorrogarlas masivamente.

En Gijón, estamos hablando de casi 12 millones de euros los que se pierden. ¿Resulta del todo insalvable esta cifra para las arcas municipales? Entiendo que no. Sería necesario hacer encaje de bolillos, pero se podría salir adelante. Además, tengan presente que se abre un nuevo escenario. Desde el Ministerio aseguran que con la plusvalía 2.0 se obtendrá una recaudación similar a la actual. Ahora bien, nadie lo puede asegurar a ciencia cierta. Tenemos que ponernos en la tesitura de que esas previsiones de ingresos pueden cumplirse o quizá no. Yo diría que resulta casi imposible de saber. Por tanto, aunque haya que navegar en las complicadas aguas de la incertidumbre, necesitamos tener un presupuesto sí o sí. Lo contrario, sin duda, sería un desastre. Piensen que en una legislatura que se presumía tranquila en este aspecto, podríamos acabar a lo sumo con dos aprobados o incluso uno. No olviden que 2023 es año electoral. En los últimos seis ejercicios -contando la época de Carmen Moriyón al frente de la alcaldía- como mucho serían tres. En resumen, no podemos volver al «vuelva usted mañana» que significa vivir sin unos presupuestos.

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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