Sigue sorprendiendo la tranquilidad con la que se está tomando esta sexta ola desde instancias gubernamentales. Más en concreto, en el Gobierno central donde parece como si el (no) hacer fuese un protocolo para aplicar a futuras oleadas víricas. Me explico. El presidente, Pedro Sánchez, ha dejado de lado sus comparecencias grandilocuentes por una especie de «vamos a hablar de otras cosas que no pasa nada». Mientras que en anteriores apretones pandémicos su presencia en los medios era constante, dando incluso consejos de abuela, ahora no. Uno de sus últimos comentarios sobre el tema la hizo en La Palma, donde nos conminó a la vacunación y resistencia individual por partes iguales. Es más, a su famoso experto de cabecera, hablo del inefable Fernando Simón, esta vez ni le hemos visto el pelo. Sin duda, hubiese sido interesante escuchar sus predicciones sobre la incidencia de la variante ómicron en nuestro país. Seguro que estaba de lo más acertado…
Sin embargo, los efectos colaterales de esta nueva ola están siendo terribles. Las bajas laborales se acumulan hasta paralizar la economía, la Atención Primaria colapsa y el número de contagios bate récord día tras día. El discurso oficial incide en el moderado número de hospitalizaciones o muertes para justificar la inacción, esperando a que caiga la curva de la misma manera que subió. Parece que quieren instaurar en la conciencia colectiva que esto es como una gripe, cuando a la vista está que no es así. Que se lo pregunten si no al presidente asturiano, Adrián barbón. Digo más, esa forma de restarle importancia a ómicron ha llevado a una especie de resignación ciudadana: al final, estamos empezando a aceptar que todos tenemos que pasar el Covid de alguna manera. El Ministerio de Sanidad, que debería estar liderando esta lucha, ni está ni se le espera. Ha vuelto a ser lo que era: un cascarón vacío -ya que las competencias sanitarias están en manos de las autonomías- que no aporta absolutamente nada. De hecho, son las propias comunidades quienes están imponiendo restricciones (no es nuevo) e incluso agrupándose de forma territorial para que sean efectivas (papel que debería realizar el Estado). En resumen, que la psique de estos tiempos bien podría ser la siguiente: todo lo que sube, acaba bajando. No se preocupen si están contagiados o tienen múltiples casos alrededor, porque se pasará y habrá sido como una suerte de catarro chungo.
@balbuenajm