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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Triste Día de Reyes.

A todos los gijoneses nos sobrecogió la tragedia vivida en el colegio San Vicente de Paúl. Ya saben, el derrumbe de un techo que atrapó a cuatro obreros que estaban trabajando justo debajo, resultando dos de ellos fallecidos. A todos, digo, nos vino a la mente que en una fecha tan especial para los niños como el Día de Reyes, hubo dos familias destrozadas y cuya felicidad se perdió quizá para siempre. Sin duda, algo que ha consternado a nuestro trozo de paraíso natural e incluso más allá, puesto que hemos sido noticia en los medios nacionales por el accidente, bien a nuestro pesar. Ahora, toca esclarecer sus causas. El por qué ante una obra menor como reponer un pladur, se vino abajo una terraza de unos cien metros cuadrados. Máxime, cuando, al parecer, no hubo señales previas que denotasen que tal catástrofe podía llegar a suceder. Al menos, es lo que están diciendo los técnicos en un primer momento, a falta de un examen más riguroso. En todo caso, suceso que ha convulsionado Gijón sobre manera y que debe hacernos reflexionar.

En concreto, sobre las medidas preventivas para que algo así no vuelva a pasar. Las administraciones en su conjunto -nacionales, autonómicas y locales- están volcando sus esfuerzos en mejorar la eficiencia energética de los edificios. Es decir, en subvencionar el cambio de fachadas que minoren el consumo de calefacción en invierno. Sin embargo, se están olvidando de algo tan importante como las estructuras. Un inmueble al que la inspección técnica obligatoria (la ITV de los edificios) haya detectado un defecto en la cimentación, por ejemplo, no obtendrá in un euro para su reparación. Ni siquiera un préstamo. Ojo, y eso a pesar de que suelen ser obras muy caras. Deberán ser los propietarios quienes las afronten como puedan y con sus propios recursos. En muchas ocasiones, limitados puesto que, a todas luces, cuanto más viejos son los inmuebles, mayor es el porcentaje de gente humilde los habita y peor conservados están. Por tanto, bueno sería que se empezase a considerar que una estructura es tan importante como la eficiencia energética. Dicho de otra forma: hay que mantener lo que se ve (fachadas), pero también lo que no se ve (vigas, pilares, forjados, etcétera). De hecho, el reto en nuestro Gijón del alma está en restaurar gran parte de las edificaciones construidas en la época del desarrollismo. Más o menos, durante los años sesenta y setenta del siglo pasado.

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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