Produce desazón ver como se está llevando la futura reforma del Muro. Tal parece que tanto PSOE como IU tienen ideas diferentes sobre su diseño y me remito a los hechos. Hace bien poco los socialistas ofrecían a Ciudadanos devolver el doble sentido de circulación rodada, a cuenta de la negociación presupuestaria. Lo cual, al concejal de Movilidad y Medio Ambiente, Aurelio Martín, le sentó como un tiro. Ahora, presenta su propio plan para San Lorenzo sin encomendarse a nadie. Pretende devolver el tránsito de coches hacia el oeste, eso sí, a su manera. Es decir, en una plataforma única donde se eliminan las plazas de aparcamiento (más madera), velocidad máxima de 20 kilómetros por hora (o quizá mejor marcha atrás para ir más despacio) y versatilidad de los carriles (o sea, que se puedan cerrar y abrir a su antojo). Propuesta, digo, que en cierta forma cogió por sorpresa a la concejalía de Obras Públicas, con el socialista Olmo Ron al frente. De hecho, Ron no dio su conformidad de forma incondicional. Simplemente, se limitó a decir que lo juzgaba «adecuado» y que «sería tenido en cuenta» en el futuro diseño. Cosa que chinchó de nuevo al todopoderoso edil de atascos y embotellamientos por ese amor de madre que tiene a su famosa «movilidad táctica». Es más, incluso llegó a poner en solfa el acuerdo entre ambos partidos, puesto que en su opinión «las coaliciones hay que cuidarlas». Sin duda, una pugna interna que tendrá continuidad: se acercan las elecciones. Preocupa, pues, que esto de ir buscando el voto acabe afectando al resultado final del icónico Muro. Que sigamos dando vueltas en círculo sin concretar nada (muy de Gijón), o que acabe siendo un desastre por culpa de estas luchas intestinas (otro «cascayu»).
@balbuenajm