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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Punto de ebullición.

El cataclismo que está sufriendo el PP a nivel nacional tendrá también consecuencias importantes para la organización en Asturias. Es más, recuerden que los populares asturianos son una formación dependiente de Madrid y las decisiones que allí tomen. Los candidatos suelen ser nombrados desde Génova a dedo y nada se escapa a ese control. De hecho, hasta hace bien poco sus líderes regionales se mostraban «casadistas» convencidos, pero en la actualidad han virado el rumbo hacia posiciones, digámoslo así, más gallegas. El balance de la gestión de Pablo Casado en Asturias ha sido manifiestamente mejorable. De hecho, en mayo 2019 fue imponiendo candidaturas sin consensuar con nadie. Desde la del Principado, con Teresa Mallada a la cabeza sustituyendo a Mercedes Fernández, hasta las municipales, con diferente suerte. En Oviedo, logró alcanzar la alcaldía gracias al fichaje de Alfredo Canteli, mientras que en Gijón rozó el esperpento. Puso como número uno a un turista cuyo conocimiento de la ciudad era que venía de vacaciones en verano. Además, con el agravante de que ha roto con el partido y ahora figura como concejal no adscrito. Por tanto, la huella de Casado por territorio astur no se recordará como un dechado de virtudes. Perdió un escaño y el PP asturiano permanece estancado en los diez diputados, junto con un número de alcaldías a la baja (8 ayuntamientos). A años luz del PSOE, con una implantación territorial mucho mayor (53 consistorios).

Tenemos, pues, que el punto de ebullición alcanzado en Génova debe también traer cambios para Asturias. El PP asturiano tendrá que moverse si quiere ser una alternativa real a los socialistas. Hasta ahora, su estrategia se ha basado en intentar seducir a votantes de otros partidos con problemas. Hablamos de Foro o Ciudadanos. Sin embargo, ha dado pocos frutos: aunque estas formaciones fueron perdiendo votos paulatinamente, los populares no son capaces de recuperarlos. Fíjense que Foro pasó de 16 escaños a 2 en apenas ocho años y esa fuerza electoral nunca fue captada por el PP. Por tanto, el trabajo del futuro presidente (seguro que Alberto Núñez Feijóo) será ante todo recuperar la credibilidad social. Es decir, dotar al partido de un proyecto ganador y cercano a la realidad asturiana. Entiendo que Feijóo es la persona más adecuada para poder lograrlo, al ser presidente de una comunidad que comparte muchas cosas con nosotros y nos conoce de sobra.

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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