Resulta increíble la situación de la regasificadora del Musel. Una instalación que cumple ahora diez años desde su construcción (2012) y no ha tenido ningún uso. Bueno sí, el de servir para visitas escolares. Hablamos de casi 382 millones de euros que están ahí en forma de dos grandes tanques que se ven desde la playa, pero que carecen de utilidad alguna. Dicho de otra forma: se encuentran llenos de aire. Eso sí, cuestan a los consumidores 25 millones de euros anuales por mantenimiento y amortización, pagados vía recibo. El caso es que la regasificadora de nuestro puerto nació con mal pie. Una vez acabada, el Gobierno de Mariano Rajoy decidió hibernarla ante la caída en la demanda de gas licuado. Después, vino un lío en los despachos ante la sentencia del Tribunal Supremo que tumbó su autorización administrativa. Situación paliada en mayo del año pasado al formularse una declaración de impacto ambiental favorable. Hecho que el Ministerio de Transición Ecológica -responsable del papeleo- no parece haber tenido en cuenta, puesto que seguimos exactamente igual: con una autorización eterna que «sigue su camino» burocrático.
El culmen de este despropósito es no aprovechar la situación internacional, con un precio del gas en máximos históricos y dificultades de suministro. Hace poco, se cerraba el gaseoducto Magreb-Europa debido a las tensiones entre Marruecos y Argelia. Ahora, con la guerra en Ucrania vuelve a salir a la palestra la importancia del gas licuado, los barcos metaneros y las regasificadoras. Sin embargo, la del Musel continúa en punto muerto. No parece en absoluto que haya ningún avance significativo, más bien todo lo contrario. De vez en cuando, escuchamos que su futuro va a venir dado por el hidrógeno verde, pero nada que indique su puesta en funcionamiento para el objetivo por el se construyó. A la postre, suministrar gas a la red española e incluso europea. Estamos hablando, pues, de que el catálogo de infraestructuras zombis gijonesas (ZALIA, Metrotrén, etcétera) no mengua ni teniéndolo a huevo (con perdón). Si ahora no se pone en marcha la planta gasística gijonesa, con unas condiciones del mercado ideales, ¿cuándo se va a hacer? Pregunto, ¿a qué espera Transición Ecológica para terminar con la autorización administrativa? ¿A que otros puertos pongan en marcha las suyas y la de Gijón caiga definitivamente en el olvido? Francamente, no lo entiendo.
@balbuenajm