A poco de que se presente el nuevo Plan de Movilidad, podríamos decir que promete emociones fuertes. Es más, me atrevo a pronosticar que levantará polémica, al venir de quien viene. Su máximo responsable, el concejal de Movilidad y Medio Ambiente, Aurelio Martín, nos va dando de vez en cuando retazos. Pinceladas que se transforman en auténticos «pildorazos» por su contundencia. La semana pasada nos contó que el Plan creará «más del doble de los aparcamientos que se quiten» Lo que no aclaró, por supuesto, es si serán virtuales como los hasta ahora anunciados. Por ejemplo, el que supuestamente se va a levantar en altura detrás del Palacio de los Deportes, o uno subterráneo en Cocheras con el que cameló a los vecinos de La Arena. En definitiva, resulta curioso que prometa un montón de plazas de aparcamiento para contentarnos, mientras impone normas que impiden al vehículo particular entrar en la ciudad. Durante el Pleno del pasado miércoles nos soltó otro «pildorazo» de altura. Dice que «A medio o largo plazo, la avenida de la Costa podría ser una calle residencial». O sea, entendemos que una especie de nuevo «cascayu» donde no pasará ni un coche o con una circulación restringida al máximo. En fin, no sé cómo los gijoneses vamos a transitar transversalmente. Esto es, si se cierra El Muro y luego la avenida de la Costa, ¿por dónde vamos a cruzar nuestro Gijón del alma? ¿Por la ronda exterior quizá? ¿Saturando aún más el tráfico de El Coto? También desconocemos cómo podrán moverse quienes tienen que trabajar con su vehículo, dado el auténtico laberinto automovilístico en el que nos han convertido. Ay, pero eso no preocupa porque en este nuevo modelo de ciudad todos vamos a vivir de lo público. Sin prisas y con total relajación. Al menos, eso es lo que parece con esta movilidad ideológica que nos imponen.

@balbuenajm