En la presentación del anteproyecto de reforma integral del Muro se destacó el nuevo componente verde. Es decir, los jardines que ocuparán la zona actualmente utilizada por el popular «cascayu». De hecho, en la infografía que la recrea hay un Gijón de postal lleno de personas felices sacándose fotos por ahí. Lo cual, bien es cierto, puede que no llegue a coincidir con la realidad. Esto es, no creo que a mucha gente le resulte interesante enfocar su cámara hacia la zona verde, teniendo justo detrás el impresionante arenal de San Lorenzo. Es más, quizá hemos perdido de vista que la esencia de nuestro paseo es el mar y la playa. Dicho de otra forma: por lo que nos gusta y es icónico. Sinceramente, que se produzca una «verdificación» está bien, sin embargo, a los gijoneses (y aún más al visitante) lo que nos atrae son las olas, el sabor a salitre y la arena. Lo demás, sin duda, no deja de ser accesorio. En otras palabras, nadie va a El Muro por la hierba que tenga. Más que nada, porque si así fuera, sería mucho mejor pasear por Los Pericones, a la postre, el parque más grande de Gijón. Por otra parte, la solución que se ha elegido para el tráfico rodado es la más dura, ya que supone su peatonalización total. Recordemos ese proceso por el que se ha acabado expulsando al coche de facto. Durante la negociación presupuestaria el equipo de gobierno llegó a ofertar a Ciudadanos recuperar el doble sentido. Algo que enfureció al todopoderoso concejal de Movilidad, Aurelio Martín. Posteriormente, se dijo que tendría un sentido único, más o menos como ahora. Finalmente, se ha impuesto el modelo propuesto desde el Plan de Movilidad Sostenible con un carril y sentidos enfrentados en la zona de Menéndez Pelayo. Eso sí, únicamente como vial de servicios y eliminando el tráfico de paso. Conclusión: Aurelio siempre gana.
@balbuenajm