Vaya por delante que estoy a favor del aparcamiento regulado en nuestra ciudad, o sea, lo que conocemos como la ORA. Considero que es un sistema consolidado que favorece el estacionamiento allí donde si no sería imposible. También que resulta normal establecer una discriminación en cada una de las zonas por uso. Esto es, limitar más o menos el tiempo disponible en función de que puedan ser plazas azules, verdes, naranjas y rojas. Es algo que ya existe hace tiempo en otras ciudades (Avilés) y que aquí se echaba de menos. En otras palabras: llegamos tarde. Todo eso, digo, lo doy bueno, ahora bien, mis reparos comienzan con la ampliación de la ORA que se quiere realizar. Según pudieron leer en estas mismas páginas, el Plan de Movilidad en tramitación -más conocido como la «biblia contra el coche»– añade al perímetro actual de pago 75 calles. Afectando principalmente a dos barrios que nunca tuvieron regulado el aparcamiento. Es el caso del Coto y Ceares que se llevan casi el grueso de la operación: 44 viales. En términos globales, hablamos de que Gijón pasará de unas 4.700 a 11.500 plazas en rotación. Lo cual, sin duda, representará un alivio para la empresa concesionaria del servicio que ha visto como la política de persecución al vehículo particular mermó considerablemente sus ingresos, pidiendo de forma insistente compensaciones. Ahí lo dejo…
Pues bien, resulta que el Coto, por ejemplo, es utilizado como lugar de estacionamiento para mucha gente que trabaja en el centro o La Arena-Parque. Es habitual que dejen su coche por el barrio desde bien temprano hasta que llega la hora de regresar a casa, debido a su proximidad con la zona azul. Sí, ya sé que el discurso oficial dirá que vayan en autobús, andando o patinete. O que en este nuevo modelo de ciudad los tres o cuatro que todavía estamos activos importamos bien poco. Sin embargo, se deberían construir aparcamientos alternativos en aquellas zonas que de repente pasan a ser de pago. Los llamados disuasorios irán a La Calzada (donde no crece la ORA) o la avenida de Portugal, junto a la futura estación intermodal. Bueno sería, pues, ahora que todavía se está a tiempo, que nuestros gobernantes considerasen fórmulas que no impliquen la rotación forzosa de algunas plazas. Más que nada, por las personas que no sólo vienen a Gijón a la playa, sino que su motivo fundamental es laboral. Pregunto, ¿es esto quizá pedir demasiado?
@balbuenajm