Uno ya empieza a dudar sobre la efectividad de los fondos europeos. Esto es, que sirvan de verdad como palanca para la recuperación económica tras la pandemia. Más bien, tienden a ser un remedo del Plan E de 2008 que pretendía paliar la crisis derivada del estallido de la burbuja inmobiliaria. Por aquel entonces, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, inyectó 13.000 millones de euros en los ayuntamientos para realizar obras. Eso sí, de cualquier cosa y solo con la condición de que fuesen anunciadas en vistosos carteles. Su resultado fue nulo. Es decir, la recesión golpeó con dureza y el déficit público se elevó hasta el infinito. Los fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, digo, llevan el mismo camino. O sea, que no lleguen a las empresas y autónomos porque se los han comido las administraciones públicas. Realizando actuaciones que, en la mayoría de los casos, deberían de afrontarse con el presupuesto ordinario. Vean lo que está pasando en nuestra ciudad.
La semana pasada supimos de la llegada de 3,1 millones de euros. Todo ello, dentro del proyecto «Gijón Ecoresiliente», enmarcado en el programa del Ministerio para la Transición Ecológica sobre «actuaciones de renaturalización urbana». A la postre, cosas como jardines de lluvia (para retener el agua), depósitos subterráneos (para el posterior riego), implantar el sistema Estocolmo (plantación de árboles), corredores ambientales (conectar zonas verdes), tecnosuelos (suelos fértiles nacidos a partir de residuos) o minibosques (más árboles). En resumen, toda una sinfonía medioambiental que incluye la creación de zonas de bajas emisiones o las «ecomanzanas». Tenemos, pues, aprobados ya algo más de 17 millones de euros que se elevan a 21 incluyendo dos proyectos del Principado: el aparcamiento disuasorio de la avenida de Portugal y un intercambiador de autobuses en el entorno de la plaza del Humedad que nadie pidió. Sinceramente, creo que se está pervirtiendo el sentido de estos fondos. Ojo, no solo aquí, sino a nivel estatal. Está muy bien hacer una ciudad más verde, pero la covid ha dejado exhausta la economía. Yo diría que en precario. No tiene mucho sentido concentrar estas ayudas en lo verde, mientras el tejido empresarial se hunde. A no ser que, como se contempla en los jardines de lluvia, la creación de «pequeñas charcas de anfibios» vaya a tener un impacto económico importante en Gijón.
@balbuenajm