El astillero de Naval Gijón cerró en 2009. Hablamos, pues, de que han pasado 13 años desde que sus instalaciones quedaron desiertas. Son 60.000 metros cuadrados de suelo urbano que, de momento, no han servido para otra cosa que albergar a la Semana Negra. Todo ello, pese a que había grandes planes de cara a montar un parque empresarial centrado en la economía azul. O sea, un referente para captar empresas relacionadas con el mar. Herencia, por otra parte, de la lucha obrera que tuvo lugar en el astillero y que siempre condicionó su uso para que nunca fuese residencial. De hecho, las corporaciones municipales que vinieron luego jamás se plantearon otra cosa, ante el rechazo de los extrabajadores a lo que denominaban «pura especulación inmobiliaria». Sin embargo, la propiedad de parte del suelo, a la postre, Pequeños y Medianos Astilleros Sociedad de Reconversión (Pymar), alegó contra el Plan General de Ordenación para poder construir allí hasta 400 viviendas. Eso sí, la Justicia no les ha dado la razón. Considera que la ficha urbanística que vincula un 80% del terreno a actividades empresariales, se ajusta a derecho. Volvemos, entonces, a la casilla de salida en cuanto al aprovechamiento del suelo.
Ahora bien, Pymar ha recurrido la sentencia de manera doble. Por un lado, ante el Tribunal Supremo y por otro, ante el propio Tribunal Superior de Justicia de Asturias que dictó la sentencia desfavorable a sus intereses. Se abre, por tanto, otro periodo largo de espera – unos dos años- hasta que se aclare la situación judicial. A lo que es necesario sumar, el desarrollo de los propios planes del Ayuntamiento. Es decir, si va a comprar el terreno y fomentar esa industria limpia, como sucedió en su día con el Parque Científico y Tecnológico. O bien, opta porque lo impulse la iniciativa privada. Lo cual, dicho sea de paso, parece bastante improbable. En cualquier caso, va para largo. Seguramente, entre unas cosas y otras, se tardará otra década en ver realidades. Todo ello, si una nueva crisis no lo cambia o la sentencia definitiva altera el planteamiento urbanístico. Como ven, la operación de Naval Gijón está cogida con alfileres y bueno sería repensarla. Esto es, negociar con la propiedad de cara a evitar esa judicialización de la que puede salir cualquier cosa. Principalmente, por dos motivos: no podemos plantear un nuevo foco de empleo a tan largo plazo, ni tampoco mantener esa cicatriz urbana.
@balbuenajm