Fue en febrero de este mismo año cuando supimos lo del proyecto para construir un intercambiador de autobuses en El Humedal. Hasta entonces, ni se había mencionado. Ojo, y mira que en esta legislatura se generaron debates sobre la movilidad gijonesa. Vamos, como que ha sido el eje del equipo de gobierno. Sin embargo, a nadie se le había ocurrido eso de reordenar el tráfico en el centro. Más bien, lo contrario. O sea, expulsarlo a patadas. Todo vino a cuento de una convocatoria europea dotada con 2,1 millones de euros, a la que había que sumar la construcción de un aparcamiento disuasorio en la avenida de Portugal. Esto último muy contestado por los vecinos, puesto que el diseño inicial era en altura. En principio, como digo, la idea sorprendió. Eso de llenar la zona de andenes para autobuses urbanos e interurbanos, no sé, como que generaba muchas dudas. De hecho, nunca hubiésemos imaginado una propuesta así, viniendo de un Ayuntamiento tan verde como el actual. Ahora, gracias a unas simulaciones encargadas a una empresa, ya sabemos algo más. Existen cuatro alternativas para remodelar el nudo de comunicaciones que representa El Humedal. Tres basadas en una glorieta que distribuye el tráfico y una sin ella. Por cierto, nada se dice sobre el impacto que va a tener en la futura estación intermodal. Oigan, si vamos a tener paradas en el centro, ¿para qué sirve una terminal de autobuses en Moreda? ¿20 años esperando y solo albergará el largo recorrido? Incluso me atrevo a decir que podría suceder lo mismo que con el ferrocarril. Recuerden que se hizo una estación específica de largas distancias, donde ni siquiera los taxis querían tener parada. Según parece, la alternativa favorita es la cuarta que contempla la peatonalización de un tramo de Magnus Blikstad. Adiós aparcamientos y una salida hacia el sur. A la postre, más madera.

@balbuenajm