En 2022 se celebraron los 1.300 años de la batalla de Covadonga. Hecho clave en la historia de Asturias y España. Sin embargo, lo que vivimos fue una ola de revisionismo generalizado a todos los niveles. Se puso en duda la existencia de la propia batalla o que fuera de una magnitud relevante. En fin, ¿se imaginan ustedes que en año santo Jacobeo los gallegos pusiesen en cuestión que allí está enterrado el apóstol Santiago? ¿A qué no? Pues bien, este revisionismo sin medida, como digo, también ha llegado a Gijón. Las conclusiones de un artículo realizado por dos arqueólogos sobre nuestro pasado romano, ha levantado una polvareda de gran magnitud. Entre otras cosas, porque sostiene que este trozo de paraíso natural «no fue nunca una ciudad romana», además de reclamar que se excluya a la ciudad del corpus de ciudades de Hispania. Dicho de otra forma: todas las excavaciones arqueológicas y labor de recuperación de nuestra historia durante más de un siglo, no tienen demasiado valor. El citado estudio las acaba de poner a los pies de los caballos al considerar que nunca hubo una urbe aquí. Desde la muralla de Cimavilla, pasando por las termas de Campo Valdés y finalizando en la Villa de Veranes. Según parece, incluso hasta la existencia del puerto la debemos de poner en solfa. El proyecto de Tabacalera Espacio de Cultura Contemporánea dedicado en su planta baja a usos museísticos, quizá ni siquiera lo debería de mencionar, supongo. Oigan, resulta sorprendente. Más que nada, porque semejante ataque podíamos esperarlo desde el exterior y no en la propia Asturias. Puestos a revisar, repito, tendremos que cambiar hasta la entrada de las enciclopedias. Dice la conocida Wikipedia sobre esta ciudad «Desde su fundación en época romana…». Ahora ya no. Igual tendremos que añadir una nota resaltando que todavía no sabemos ni cómo hemos surgido. Lo dicho: somos tremendos.
@balbuenajm