Sigue sorprendiendo el método que utiliza el PP asturiano para elegir a sus candidatos. Más que nada, porque las decisiones siempre permanecen alejadas de sus militantes, votantes o simpatizantes. Fue el caso en Asturias donde, desde Madrid y vía Bruselas, se presentó una opción de importación en la persona del alto funcionario europeo, Diego Canga. En Gijón, hace casi cuatro años, las cosas fueron aún peores. Optaron por el producto foráneo con idéntica argumentación: sabe mucho, es muy listo y un gran gestor público. En definitiva, que el currículum gijonés de Alberto López Asenjo era que venía a pasar los veranos. Como resultado, el PP repitió en la ciudad 3 ediles y, además, la cosa salió rana. López Asenjo se peleó con el partido, abandonó el grupo municipal y pasó a ser concejal no adscrito. Es más, desde septiembre de 2021 anda flotando por el Ayuntamiento.
Ahora, parece que se vuelve a tropezar con la misma piedra, con el sistema de elección. No lo digo yo, sino que candidatos como el empresario, Germán Heredia, lo han advertido tras calificar el proceso de «manifiestamente mejorable». Mientras otros partidos bullen con sus primarias o convocan congresos, en los populares continúa instalado el mecanismo perverso de que todo se decida de espaldas a los afiliados. Digo más, lo que resolvió el comité electoral gijonés tenía el valor de un euro de plomo. En Oviedo ya habían decidido que la actual portavoz municipal, Ángela Pumariega, iba a encabezar la lista. Tanto el secretario general, Álvaro Queipo, como el propio candidato autonómico, no necesitaban para nada al comité. Entonces, ¿para qué se constituyó? En realidad, para cubrir el expediente. Dar la imagen de que existe un sistema formal, cuando en realidad no es así. Se entrega el poder a alguien que muchas veces no es ni militante, en aras a buscar una tabla de salvación. Simplemente, por una sencilla razón: las continuas peleas, resultados paupérrimos y ambiente interno han dejado a la estructura gijonesa en chasis. Prácticamente, con lo justo para llegar a las elecciones. El otrora PP de Pilar Fernández Pardo que rozó el poder, pasó hace tiempo a mayor gloria. Lo que queda son los restos de aquel naufragio y, encima, con problemas. No sé, pero la reflexión que deberían hacer los populares es por qué, pese a que otros partidos de centro-derecha han ido perdiendo fuerza, esos votos nunca vuelven.
@balbuenajm