En el ecuador de esta campaña electoral dudo mucho que a alguien le falte información sobre los candidatos. Es decir, qué van a hacer con el bastón de mando, lo que proponen, les gusta comer, beber o las aficiones que practican. Exactamente lo mismo que con los programas de los partidos, puesto que llevamos desde enero en modo electoral. A estas alturas, digo, entiendo que ya cada uno deberíamos tener bastante decidido nuestro voto. Eso sí, en esta segunda parte, escucharán que se va a tratar de convencer a los indecisos. Una especie de unicornios que en cada uno de los comicios son muchos, pero que luego en la realidad no existen. En este sentido, el debate político que tuvo lugar esta semana en el Teatro Jovellanos, organizado por la Federación de Asociaciones Vecinales (FAV), no creo que haya influido demasiado en los gijoneses. Entre otras cosas, por la falta de un formato audiovisual para seguirlo. Es decir, solo podían verlo aquellos que hubiesen podido adquirir la entrada gratuita correspondiente. Sin duda, se agradece el afán de la FAV por organizar este evento que empieza a ser un clásico, ahora bien, tendría que mejorar en cuanto a su difusión. Ni todo el mundo cabe en el Jovellanos, ni puede acudir a la cita. También es obvio que los partidos nacionales se están tomando estas autonómicas y municipales como una primera vuelta de las generales. Su cercanía se nota y los líderes están presentes en cada uno de los municipios. Incluso a pesar de que antes no los hubieran pisado jamás, ni supiesen que existían. De hecho, traen discursos previamente cocinados (lo mismo valen para Gijón que Pernambuco) y los sueltan a quien quiera degustarlos. A estas alturas, repito, se me antoja que el pescado está ya casi vendido. A las campañas electorales les sobra una semana. Con lo visto es más que de sobra.
@balbuenajm