El año que viene llega con sorpresa desagradable: la tasa de basura se incrementará de forma notable. Por ejemplo, en concejos como el de Carreño dicha subida será, ojo, del 84 por ciento. Oviedo no le va muy a la zaga y se irá al 80, Mieres el 60 y así sucesivamente. Un auténtico varapalo que viene motivado por la aplicación de la Ley de Residuos de 2022. En la misma, se habla de que los consistorios tengan una tasa «específica, diferencia y no deficitaria» que «refleje el coste real, directo o indirecto, de las operaciones de recogida, transporte y tratamiento de los residuos». Es decir, no se quiere que los costes sean asumidos de forma indirecta por los ayuntamientos, sino que la abonen los propios ciudadanos. Una manera como otra cualquiera, quizá la peor, de concienciar a la población para fomentar el reciclaje y disminuir la generación de basura. Dicho de otra forma: es llevar al límite el famoso lema de que «el contamina paga». Eso sí, afectando gravemente al bolsillo familiar, que notará mucho este incremento desmesurado.
Pues bien, el problema es que la generación de basuras no está diferenciada. O sea, es imposible saber si yo contamino más que mi vecino. No hay manera de premiar a quien genere menos deshechos y, por eso, se penaliza a todos por igual. Sí, porque al final, depositamos nuestra bolsa en un contenedor, cuando no en un cubo como en muchos municipios, y ahí se acaba nuestra responsabilidad. Incluso una gran mayoría de asturianos pagan la recogida con el recibo del agua, que en muchos casos tampoco está individualizado, puesto que se sufraga a través de las cuotas de la comunidad. Por tanto, la nueva tasa no deja de ser otro impuesto verde. Recordemos que en 2023 los españoles pagaron 22.880 millones de euros en tributos medioambientales, lo cual representó un récord de recaudación. Ahora, esta Ley pretende modificar nuestro comportamiento a la hora de tratar los residuos, pero sin tener mecanismos individualizados para cada caso. Insisto, van a pagar igual quienes se molesten en reciclar o disminuir la generación, que quienes no lo hagan. Estamos, pues, ante lo que podríamos denominar como un auténtico «basurazo». Mientras tanto, el consorcio que gestiona nuestros residuos (Cogersa) se dispone a pagar 14,7 millones de euros para reparar su planta, por no tener aseguradas sus instalaciones. Ya ven…
@balbuenajm