Sin duda, 2024 estuvo marcado por el fracaso del vial de Jove. Ya saben, esa suerte de engañifa que sufrió Gijón. A última hora, el Ministerio de Transporte dio marcha atrás en el proyecto, dejándonos a todos con cara de tontos. El motivo: que el soterramiento era peligroso para los edificios. Algo, por lo visto, que nadie vio cuando se anunció a bombo y platillo una inversión de 285,6 millones de euros. Naturalmente, eran tiempos electorales. No menos importante fue el retroceso de ArcelorMittal en su proceso de descarbonización. Al parecer, los 450 millones de euros en ayudas resultan insuficientes. La multinacional paraliza la construcción de la planta DRI con lo que se dejarían de generar 1.235 puestos de trabajo en la ciudad. A la postre, buena parte de la capacidad productiva de la siderurgia se esfuma. Por lo demás, el gobierno municipal sigue con sus proyectos de transformación. En concreto, serían «Naval azul» (la recuperación de los antiguos astilleros), la ampliación del Parque Científico y Tecnológico (con la implantación de una universidad privada en ciernes) y el Plan Llave (suelo para 500 viviendas con distinto grado de protección). Queda, pues, en un segundo plano el soterramiento del Muro, a todas luces, una obra muy complicada. Asimismo, la ampliación y reforma del Hospital de Cabueñes se encuentra en su tramo final, mientras que el privado de Grupo Quirón pretende arrancar la construcción en 2025. En resumen, hemos avanzado poco. Nuestro plan de vías sigue esperando por la estación intermodal, la zona oeste no baja su contaminación y el «solarón» continúa siendo un espacio con el que no se sabe qué hacer. Eso sí, el turismo va mejor que nunca. Tanto, que nos abarrota en verano y vacía en invierno. De hecho, una de sus consecuencias, los pisos turísticos, estuvo en el centro del debate.
@balbuenajm