Es muy asturiano eso de que se puede parar el mundo. Es decir, creer que, ante la continua evolución de las cosas, aquí debemos seguir defendiendo que todo siga igual. Dicho de otra forma: que cambien los otros, pero nosotros no. Sinceramente, es lo que pienso cuando veo la polvareda que se ha montado por la implantación de la multinacional americana Cotsco en el polígono industrial de Bobes (Siero). Según el sindicato Comisiones Obreras (CC OO), su llegada sería un «arma de destrucción masiva» para el pequeño comercio de la zona. Oigan, como si la Pola no fuese el lugar de Asturias donde más hipermercados hay. Oigan, como si Parque Principado -la mayor superficie comercial asturiana- no estuviese desde hace ya 24 años asentada en el concejo. Oigan, como si el consumidor no tuviese ahora la oportunidad de comprar en cualquier lugar del globo terráqueo, con solo un clic de ratón en su ordenador. De verdad, si hay un comercio minorista resiliente a las grandes superficies y sus efectos, sin duda, se encuentra en Pola de Siero.
Entonces, ¿por qué esas feroces críticas a su alcalde, Ángel García, «Cepi»? ¿Qué es lo que ha hecho mal cuando defiende una inversión de 40 millones de euros y la creación de 200 puestos de trabajo? ¿No le dijeron lo mismo cuando llegó Amazon? ¿No iba también a cerrar el comercio local? Miren ustedes, «Cepi» es un regidor que cree firmemente que la economía debe ser lo primero. Esto es, que su concejo tiene que ser receptor de población por ofertar empleo y nuevas oportunidades. De hecho, las cifras están ahí y le dan la razón: el año pasado fue récord de crecimiento demográfico alcanzando los 53.301 habitantes. Así mismo cuenta con más de 22 áreas industriales, mientras en otros lugares más grandes están en retroceso (véase Gijón, sin ir más lejos). Sin embargo, por lo visto, eso debe ser el gran pecado que ha cometido el Alcalde en toda su trayectoria: crear riqueza. En el siglo XIX el imperio de Astrohúngaro se resistía a la llegada del ferrocarril. Cuando en toda Europa se diseñaban líneas de tren, la casa de Habsburgo, dinastía regente de tan vasto territorio, tenía miedo a que pudiesen llegar nuevas ideas. O sea, que se pusiese en peligro su inmenso poder. Sinceramente, repito, es lo que pienso cuando veo las críticas de CC OO a que se instalen nuevas empresas.
@balbuenajm