Oveja muerta. Es lo que dice el conocido refrán y perfectamente aplicable al debate que se está produciendo sobre la vivienda. Verán, si se ha llegado a la situación actual es por dos motivos. En primer lugar, un importante incremento de la demanda. Básicamente, debido a la buena situación económica y los flujos migratorios que esto trae consigo por el factor trabajo, la necesidad de nuevos inmuebles para habitar no se vio cubierta. Entre otras cosas, puesto que, debido a la resaca de la burbuja inmobiliaria, en España se construyó mucho menos que antes. El déficit se produjo sobre todo en obra nueva y eso ha hecho que exista una evidente tensión sobre los precios. Y en segundo, la nueva Ley de Vivienda de mayo del año pasado. Ya saben, la norma que intervenía el mercado a más no poder y forzó a los propietarios de forma masiva a la retirada de sus inmuebles. Fundamentalmente, porque les obliga a poner su piso al precio que la administración de turno diga, subir su alquiler en función de un determinado decreto e impide el desahucio en caso de impago. En otras palabras: socializa la propiedad privada, teniendo como consecuencia que el stock de inmuebles se ha esfumado. Ante una Ley así los propietarios han optado por dos soluciones: o bien pasarse al alquiler turístico que está en un boom y encima es más laxo en su regulación, o bien directamente poner en venta su inmueble. De hecho, estos últimos años se ha producido un vertiginoso incremento de las compraventas en segunda mano, hasta vaciar los escaparates de las inmobiliarias. Por tanto, el resultado final es que ni hay pisos nuevos, ni usados, ni tampoco en alquiler. Dicho de otra forma: una crisis de oferta en toda regla.
Pues bien, en la actualidad todo el mundo dice tener la solución. Las administraciones -tanto a nivel local, autonómico o nacional- se afanan en prometer miles y miles de pisos, aportando millones de metros cuadrados de suelo público ocioso. La pregunta obvia es, ¿y por qué no se hizo antes? Surgen los decálogos o la docena de medidas de los partidos políticos, que han encontrado en el acceso a la vivienda un filón electoral. Lo que antes se estropeó debido a una regulación descarada del mercado, ahora lo quieren arreglar a base de que surjan casas hasta debajo de las piedras. Repito: reunión de pastores, oveja muerta.
@balbuenajm