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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

La parte contratante.

Desde la pasada legislatura el Gobierno asturiano está en «guerra contra la burocracia». Al menos, ese es el lema que ha acuñado nuestro presidente, Adrián Barbón. Para ello, se dictaron tres leyes (de Medidas Económicas Urgentes, Calidad Ambiental y Empleo Público), más otras dos que están en marcha durante la presente etapa (la de Proyectos de Interés Estratégico y una que se vislumbra de Régimen Jurídico). Sobre esta última, existe un borrador que es una suerte de ley ómnibus (o cajón de sastre, más bien) que engloba de todo. Desde utilizar más las declaraciones responsables a la hora de formalizar cualquier cometido, no pedir a los ciudadanos datos duplicados o hasta el uso de la Inteligencia Artificial para agilizar los trámites. No sé, quizá porque la natural resulta insuficiente. Pues bien, la pregunta es clara, ¿han notado ustedes algo? En su relación con cualquier administración, ¿le han exigido acaso menos papeles? ¿Le han hecho dar menos vueltas para una simple gestión ante cualquier organismo? Seguramente no. Seguirán igual que siempre: desesperándose ante una maraña normativa que, en muchas ocasiones, es contradictoria entre sí. De momento, yo diría que esta guerra de la que tanto habla Barbón, sigue ganándola por goleada la burocracia.

Personalmente, dudo mucho que con más normas se solucione el problema. Es decir, la agilidad administrativa que se pretende no puede venir por dictar leyes y más leyes. La gran mayoría, insisto, que complican y enredan aún más las cosas hasta hacernos la vida imposible. Sinceramente, creo que es necesario medir la calidad de la actividad legislativa, no por crear un universo infinito de regulaciones, sino precisamente, por lo contrario: evitarlas. A la hora de pedir una ayuda o subvención, ¿no han sentido desánimo ante la cantidad de requisitos que le pedían? ¿No han llegado a pensar que les estaban tomando el pelo? Ojo, que el rigor que siempre debe regir en lo público no es incompatible con la simplificación. Desde luego, si para combatir el papeleo son necesarias cinco leyes que llevamos hasta ahora, aviados vamos. Digo más, muchas veces parece que las relaciones con el ciudadano se entienden por los principios de Marx (Groucho), cuando decía aquello de: «la parte contratante de la primera parte, será considerada como la parte contratada de la primera parte». ¿Está claro?

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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