Sin duda, la decisión de Somos Asturies de seguir apoyando una comisión de investigación parlamentaria por la tragedia de Cerredo, ha sido un ejercicio de coherencia. Máxime, cuando lo tenía todo en contra. Es decir, al gobierno de coalición (IU y PSOE) presionando para que un asunto tan delicado se tratase como política de bloques. Esto es, izquierda contra derecha y viceversa. Sin embargo, la diputada del Grupo Mixto, Covadonga Tomé, ya sorprendió el lunes de la semana pasada proponiendo la puesta en marcha de una comisión de investigación por el accidente minero. Lo cual, claro, precipitó la «dimisión irrevocable» ese mismo día de la consejera de Transición Ecológica, Belarmina Díaz. De no haber sido por la posición de Tomé, seguramente Díaz hubiese seguido en su puesto aguantando el vendaval. La rotura de la izquierda en una postura que algunos creían debía ser monolítica se saldó con la salida de la consejera. Por lo visto, algo que no ha servido para convencer a las bases de Somos Asturies. En votación telemática durante la Semana Santa decidieron de forma «unánime» seguir adelante con la investigación parlamentaria. Lo dicho: todo un ejercicio de coherencia digital. Hubiese resultado difícil de explicar un cambio de opinión en apenas una semana.
Sin embargo, la postura de IU-Convocatoria por Asturias ha sido bien distinta. Como digo, siempre lo ha visto como una especie de guerra política entre la izquierda y derecha. ¿Va a haber ruido durante los trabajos y en la formación de la comisión? Por supuesto, nadie niega que entre sus promotores (PP, Foro y Vox) hay un ánimo evidente de desgaste al Ejecutivo. De hecho, siempre ha sido así en las diez comisiones creadas durante los últimos quince años. Nada nuevo bajo el sol. Ahora bien, para el asturiano/a de a pie resultaría incomprensible que ante un hecho tan grave como el accidente minero su Parlamento quedase mudo. O sea, que por cosas mucho menos importantes hubiese debate -en 2016 se estuvo dos años investigando en la Junta una empresa pública (GITPA)- y silencio ante lo ocurrido en Degaña. Máxime, cuando existen indicios claros de presuntas irregularidades administrativas. Por eso, resulta del todo chocante que IU haya dado la espalda a tratar en sede parlamentaria lo sucedido, cuando previamente había dado a entender que «no estaban para cerrar filas, sino para abrir puertas». En fin, ya lo vemos…
@balbuenajm