Vaya plan.
Podemos aceptar que el crecimiento exponencial de los pisos turísticos representa un problema. Sin duda, afecta a la vida cotidiana en los barrios y, sobre todo, genera problemas de convivencia. No es raro que se utilicen como albergue del desmadre, para desgracia del resto de los propietarios del edificio. Por tanto, su regulación es necesaria. Ahora bien, el borrador del decreto elaborado por el Principado para el funcionamiento de las Viviendas de Uso Turístico (VUTs) es más que eso. Se trata de una intervención del mercado en toda regla. Fíjense que hasta marca cuánto tiene que medir un sofá cama en la VUTs. En concreto, no menos de 1,35 metros. Oigan, ¿y qué pasa si es menor? ¿No tiene derecho el cliente a decidir por sí mismo si le interesa, cuando contrata el alquiler? ¿Hace falta que el Gobierno asturiano obligue a una medida mínima del salón o las habitaciones? En un mundo donde las opiniones digitales sobre el bien o servicio ofertado están a la orden del día, ¿es necesario legislar que «las habitaciones triples deben tener como mínimo 13 metros cuadrados»? En realidad, lo que pretende el Principado con este decreto es prohibirlos de forma subrepticia. Hacerles la vida imposible para que la propiedad desista en sus pretensiones de explotarlo. Por eso, quiere imponerles unos requisitos de funcionamiento incluso superiores a los de los establecimientos hoteleros. Ya ven, si decides alquilar el piso en larga duración te limitan el precio y si lo haces como piso turístico tienes condiciones imposibles. Vaya plan.
Sígueme en X
@balbuenajm