Es cierto que tenemos un mercado laboral dual. Es decir, que a los contratos indefinidos se les trata de distinta forma que a los eventuales. Eso, como es lógico, ha traído consigo toda una forma de ver el mundo. Fíjense si no en lo siguiente. Cuando vas a pedir un préstamo -¡Oh, aquellos tiempos!- lo primero que te miran es la nómina. Si eres fijo no tienes problema, en cambio, a los contratos temporales, les puede pasar dos cosas: o que le denieguen directamente la solicitud, o que le exijan un fiador aunque tenga, no sé, 40 años de trabajo a sus espaldas. Quiero decir que, esa manera de ver al trabajador en función del tipo de contrato, forma ya parte intrínseca de nuestra cultura. Antes hablé de un préstamo bancario, pero lo mismo podría suceder con un alquiler, una compra a plazos o cualquier otra operación de crédito. Ni contar, por supuesto, cuando de lo que se habla es de conservar el puesto de trabajo. Desde que comenzó la crisis han sido 40.000 contratos temporales los rescindidos en Asturias, por más o menos 30.000 fijos. Dicho en otras palabras: quien disfruta de un contrato fijo puede considerar que tiene algo, mientras que el temporal no.
La propuesta del comisario europeo de Empleo, László Ándor, de crear un contrato único ha levando polvareda. Según el mandamás europeo, acabar con la dualidad contrato temporal-indefinido relajaría las elevadas tasas de desempleo. Francamente, no lo creo. Desgraciadamente, el paro tiene raíces mucho más profundas –una economía hundida y el consecuente cierre masivo de empresas- como para pensar que se soluciona cambiando contratos. Sin embargo, a mí me resulta curioso las reacciones que ha suscitado. Para el Gobierno, la propuesta del Comisario es anticonstitucional. La pregunta obvia es, ¿y por qué? Entiendo que la fórmula teórica propuesta (contrato con indemnización en función de la antigüedad), viola tanto en su caso la Carta Magna como la reforma laboral. Para los empresarios son necesarios muchos tipos en función de los diferentes sectores. Pregunto, ¿hasta más de 40 que hay en la actualidad? Los sindicatos dicen que sería atentar contra los derechos del trabajador. Bien, no creo que piensen igual los miles y miles de eventuales que, cuando van a pasar a fijos, tienen que sufrir triquiñuelas empresariales para seguir en el mismo estado. Entiendo que, en muchas ocasiones, la labor sindical defiende más a quien tiene empleo y fijo; que a quien está en el paro o con contratos temporales pendientes de un hilo. En fin, yo pienso que esta recomendación debería de valorarse más. Ese cambio de cultura en el mundo laboral hacia el contrato indefinido, es algo que se ha hecho ya en Dinamarca. Allí, tienen un tipo único para todo el mundo: ni fijos, ni temporales. El resultado es la conocida como «flexiseguridad danesa»: un mercado laboral flexible y seguro a la vez.