No es la primera vez que la palabras de José María Aznar son interpretadas en clave de vuelta. De hecho, dijo en más de una ocasión que casi se lo pensaba a diario. Y ayer, en una entrevista televisiva, lo volvió a repetir. A preguntas de la periodista sobre su retorno, dijo literalmente “Cumpliré con mi responsabilidad, con mi conciencia, con mi partido y con mi país con todas las consecuencias”. Lo cual, para mí, debe ser interpretado como todo un toque de atención hacia Mariano Rajoy. Digo más, durante toda la noche estuvo poniendo en solfa la política que está realizando el Gobierno. Desde la subida de impuestos , a no cumplir con el programa electoral, o esa cierta falta de liderazgo. Así, para Aznar se está castigando en demasía a las clases medias, o lo que es igual: maltratando a su propio electorado. Insisto, lo que vimos no fue la escenificación de un regreso, sino más bien un aviso a navegantes. Aznar quiso decir claramente a Rajoy algo tan sencillo como esto: por aquí no vamos bien. La vuelta del ex presidente representaría toda una convulsión dentro del Partido Popular. No veo incluso dónde se le podría encajar. Disputarle el liderazgo a Rajoy sería como abrir una auténtica guerra civil en las filas populares. Vamos, una división entre dos líderes que, normalmente, suele acabar muy mal en las urnas. De hecho, creo que por responsabilidad Aznar nunca haría eso. Sin embargo, que no lo gusta cómo está gobernando Rajoy es más que evidente y aprovechó la ocasión para mandar el mensaje.
Además, hay otras cosa: la época de Aznar está siendo objeto de revisión. Un día sí y otro también, nos levantamos con asuntos de la Gürtel, los sueldos extra o el tráfico de sobres con dinero. En definitiva, temas que están incluso bajo tutela judicial y que, en caso de que volviera, le salpicarían directamente. Sus enemigos –que son muchos- no tardarían ni un minuto en hacer sangre con ellos. Entiendo que Aznar, en muchas cosas, es bastante mejor que Rajoy. Tiene el carisma necesario para, con sólo unas palabras, ser protagonista de todas las portadas de hoy. Ahora bien, las segundas partes en política nunca suelen ser buenas. Probablemente, de estar gobernando en estos momentos el ex presidente también estaría (como Rajoy) triturado por la crisis. La actual no tiene nada que ver con la del 93, que presume de haber vencido.