A mí me parece bien –con matices- la sentencia del Tribunal Constitucional sobre lo de Cudillero. Esto es, anular que un señor que no estaba en la lista electoral, Ignacio Fernández, acabe siendo alcalde. Vamos, de haber seguido esa situación la democracia estaría subvertida hasta límites insospechados. Y más, teniendo en cuenta cómo se produjo. Tras la renuncia de Francisco González por pasar a ser diputado regional, uno tras otro de los siguientes en la candidatura fueron dimitiendo. Alegando motivos de presión por un blog anónimo y circunstancias extraordinarias. La realidad es que la Federación Socialista Asturiana había presionado, junto con el propio González, para darle la alcaldía a quien ellos querían. Semejante artimaña –que no hace más que poner al servicio del partido la voluntad popular- se hizo en base a un precepto de la Ley Electoral pensado para casos de terrorismo. Es decir, que pueda llegar a ser alcalde de un municipio alguien que no entró en una lista, cuando nadie se atreve por amenazas serias. Sin embargo, la FSA y González hicieron dimitir uno tras otro a los concejales hasta llegar al deseado. Episodio, sin duda, poco gratificante y que no pasará a la historia como el mejor ejemplo democrático a seguir.
¿Y ahora qué? Bueno, pues la cosa tiene sus bemoles. Si los concejales que renunciaron en su día ahora aceptan, quedará aún más patente la burla. Si no lo hacen y vuelven a negarse, entonces, Cudillero, quedará sin alcalde puesto que la oposición (Foro y PP) carece de mayoría absoluta. Además, el Secretario está de baja, el suplente de vacaciones y la Intervención vacante. Un cuadro de desgobierno que, para mí, sólo se puede solucionar mediante una gestora. Digo más, la única forma de restituir la confianza ciudadana –si aún es posible- sería a través de unas nuevas elecciones. Sólo con nuevos comicios se restablecería la voluntad democrática en Cudillero. El discurso que exhiben ahora los socialistas –somos el partido elegido y tenemos que seguir gobernando- ha quedado invalidado por sus triquiñuelas. La FSA metió la pata hasta atrás en Cudillero y los ciudadanos deben nuevamente decidir.
Sobre la sentencia del Constitucional, como dije, hay algo que no me cuadra. Salvo para un magistrado, el TC considera que Fernández no puede ser alcalde pero sí concejal. La verdad, curioso ¿no? O sea, dice que se necesita un plus para ser alcalde pero no en el caso de concejal. En fin, entiendo que esto choca directamente con otra sentencia del TC referente a la llamada Ley de Grandes Ciudades. Allí, el alto tribunal se manifestó en contra de que miembros no electos formen parte de la Junta de Gobierno. El caso afectó en Gijón a Avelino García –concejal no adscrito de Foro- que tuvo que dimitir. En resumen, parece que Ignacio Fernández se puede quedar en el ayuntamiento de Cudillero, pero no el resto de personas que adquirieron la condición de la misma manera. Cudillero entrará en los códigos de Derecho Administrativo como un caso a estudiar.