Reconstruir la vida económica del ex tesorero del PP, según le fue contando al juez, es alucinante. Con sólo 31 años, Luis Bárcenas, abrió su primera cuenta en Suiza depositando 480.000 euros. Pero es que antes, con 29 y cuando ya era gerente de su partido, se había embolsado 1,5 millones de dólares con la explotación agrícola de una finca en Argentina. Según su versión, también fue gestor de fondos de inversión –por valor de 6 millones de dólares- a los que cobraba un 2% de comisión. La base de su enorme patrimonio, en explicaciones dadas a la Justicia, vino de una sociedad alemana, Innova, dedicada a la exportación de material deportivo. Además, confesó ganar un millón de dólares por la operación de intermediación en la compra del Eurobank en Puerto Rico. Figuran así mismo en el sumario, pásmense, 900.000 euros por la venta de un producto químico,120.000 en la enajenación de acciones y otros 90.000 especulando con una empresa china. Vamos, que en poco tiempo el personaje ya tenía 3,6 millones de euros en cuentas suizas. Eso sí, la máquina de hacer dinero no se paró ni mucho menos ahí. A base de ingresos de origen desconocido y vender acciones de grandes empresas, en 2005 y cuando era senador por Cantabria, acumulaba casi 30 millones por distintos paraísos fiscales. Los años boom económico, la verdad, tampoco le fueron mal: en 2007 tocó techo con los famosos 48 millones. Bien es cierto, que luego quedaron reducidos a menos de la mitad por la caída del mercado bursátil. Supongo que a «Luis, el cabrón», tal y como reflejaban los apuntes de la Gürtel, esto le produjo pánico. Tanto, que empezó a mover el dinero por todo el mundo para despistar lo que le quedaba: más o menos 20 millones de euros.
Bien, lo que se pregunta uno es qué hacía un “inversor” (entre comillas, claro está) tan sobresaliente en política. Es decir, si tal y como sostiene es un especie de Mesi de las finanzas, ¿por qué estuvo toda su vida dentro de un partido? ¿Qué falta le hacía? Si era capaz de hacer la multiplicaciones de los panes y los peces pero con el dinero, ¿a qué viene meterse en política y encima acabar como senador? La respuesta para mí no tiene dudas: Luis Bárcenas era pura codicia. Se introdujo en el mundo público con un único objetivo: forrarse. Lo demás, le daba igual. Sin duda, estamos ante el retrato de un época: la del pelotazo. Ésa en que gente como Bárcenas se hacía rico sin nada: sin trabajar, sin empresas, sin empleados, sin pagar sueldos, sin crear… Única y exclusivamente a base de especular. Los más discretos comprando pisos y esperando a que subiera su valor, el maestro, en cambio, ganando 6 millones de euros con las acciones de Endesa. La burbuja económica no creció por sí sola. Fueron muchos Bárcenas los que contribuyeron a ello. Ahora algunos están arruinados y, el dios del pelotazo que apunta con el dedo, en la cárcel.