Los famosos papeles de Bárcenas –ahora en versión original- han vuelto a sacudir los cimientos del Partido Popular. Una vez más, el ex tesorero, ha dado una vuelta de tuerca al afirmar lo que antes había negado: que el PP se financió ilegalmente durante 20 años, así como que sus altos cargos cobraban sobresueldos. Esta vez, y para más inri, describiendo cómo se entregaba el dinero en cajas de puros. Las revelaciones de Bárcenas al director del periódico El Mundo no dejan lugar a dudas: Mariano Rajoy, Cascos, Rato, Mayor Oreja y Arenas supuestamente cobraron este dinero B desde 1997 hasta 1999. Da cifras, datos concretos, además de especificar el mecanismo por el cual las empresas pagaban en maletines una vez se les adjudicaban contratos. En resumen, lo que el 31 de enero se había presentado como fotocopias, ahora está a disposición del juez corroborado por el propio Bárcenas. Bien, uno tiene la sensación de que el ex gerente cada vez que quiere golpea fuerte. Vamos, que tiene la sartén por el mango. La estrategia del PP de negarlo todo y decir que es falso siempre llega después de que Bárcenas sacuda al partido. Y lo que cala, como la lluvia fina, es su imagen de un partido enfangado en la corrupción. Para muchos, es ya un hecho de que la cúpula popular durante aquellos años hacía y deshacía a su antojo. O sea, que se movían magníficos sueldos extra para quienes a su vez eran ministros, o cargos orgánicos de alto nivel. Además, claro está, de conseguir la financiación  para ello de forma ilegal. El discurso de Bárcenas, insisto, ya ha sido comprado por buen parte del electorado popular. No vale, pues, que se diga que se desacredite sin aportar pruebas contundentes, o que se diga que Bárcenas es un tramposo. Algo, por cierto, totalmente constatable cuando ha mentido reiteradamente hasta a sus propios abogados.

Personalmente, entiendo que la verdad es el único camino posible. El desgaste que está sufriendo el partido, y con ello el Gobierno, sería menor si se reconociesen ciertas cosas. Por ejemplo, la financiación irregular. Esperanza Aguirre, hablando como quien se siente totalmente limpia, ha puesto el dedo en la llaga al decir «Si ha habido irregularidades que se reconozcan, no me vale con decir que todos los partidos se han financiado irregularmente». Porque, efectivamente, el PSOE ya pasó por ese trance cuando se descubrió su entramado de empresas (Filesa, Malesa y Time Export). A CiU, incluso, el socialista Maragall le espetó en el parlamento catalán que su problema «era el 3%». Dicho en otras palabras: el cobro de empresas era el mecanismo habitual de financiación entre los partidos de gobierno. Sin embargo, en los tiempos que corren esto ya no es (en realidad, nunca lo fue) admisible. Rajoy tiene que dejar clara la imagen del partido y la suya personal. En febrero repitió reiteradamente que lo de los sobresueldos era falso. Si el juez da por buenas estas pruebas aportadas, habrá mentido. Y eso, sin duda, traerá graves consecuencias.